Pinochet se declara inocente de los delitos imputados por el juez Guzman

Tras dos intentos fallidos, el juez Juan Guzmán ha interrogado esta tarde por espacio de una hora a Augusto Pinochet, de 89 años, en su lujosa residencia de Santiago. El magistrado acusa al ex dictador chileno de haber participado en el secuestro y asesinato de 19 personas en el marco de la Operación Cóndor, el plan represivo de las dictaduras suramericanas en los 70 y 80. El juez ha anunciado esta noche que solicitará la próxima semana que se realicen exámenes médicos al ex dictador.

"Estuve hablando con el médico personal de Pinochet y dijo que cuanto más rápido se hicieran estos exámenes era mejor. Yo creo que se van a ir realizando la semana próxima", ha dicho Guzmán horas después de haber interrogado a Pinochet.

El magistrado, que vio a Pinochet "muy cansado", ha confirmado que sólo ha podido hacer seis de las 14 preguntas que tenía preparadas para el ex gobernante.

Según fuentes del proceso citadas por la edición electrónica del diario El Mercurio, Pinochet se ha declarado inocente y ha dicho que él "no podía preocuparse de cosas chicas porque era presidente de la República". Estas mismas fuentes han afirmado que lo más probable es que Guzmán ordene pruebas psiquiátricas y neurológicas que estarían a cargo de especialistas de la Universidad de Chile y Católica. Sólo entonces decidirá si formula cargos contra el anciano militar.

La diligencia -aplazada en dos ocasiones por los recursos de los abogados de Pinochet- ha durado 45 minutos en los que un médico ha asistido al ex dictador, según ha informado Gustavo Collao, el letrado que le ha acompañado en la entrevista. Este mismo abogado ha dicho a la multitud de periodistas que aguardaban el final del interrogatorio que su cliente "respondió como un soldado de honor, con mucha hombría" a las preguntas de Guzmán. La única hija de Pinochet que lo ha acompañado, Jacqueline -la menor y según sus más cercanos la preferida del ex dictador- se ha retirado tras la visita del magistrado, sin querer hablar con la prensa.

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UN PAÍS DIVIDIDO

Todo Chile sigue, dividido, el último encontronazo de Pinochet con la justicia de su país. Por un lado están los familiares de los desaparecidos y buena parte de la sociedad chilena, que les apoya en su propósito de ver procesado al ex dictador: "Las probabilidades de que Pinochet sea inmediatamente procesado son muy altas", ha confiado el abogado querellante Eduardo Contreras.

En la otra orilla de la política y la sociedad chilena se encuentran los que avalan los 17 años de oscuridad y mano de hierro de Pinochet al frente del país: "La decisión [del juez] es imprudente, porque Pinochet no está en condiciones para enfrentar un interrogatorio", ha denunciado Pablo Rodríguez, que lidera el equipo jurídico que defiende al ex gobernante.

El interrogatorio ha sido posible al tercer intento y después de que el pleno de la Corte Suprema, máxima instancia judicial en Chile, desaforara a Pinochet el pasado 26 de agosto. Además, esta ha sido la segunda vez que Pinochet presta declaración ante el juez Guzmán, quien en 2001 lo puso bajo arresto domiciliario durante seis semanas por la llamada Caravana de la Muerte, una comitiva militar que en 1973 asesinó a decenas de presos políticos en diversos puntos de Chile. En aquella ocasión, Pinochet eludió el proceso al estimar la Corte Suprema que sufría una "demencia vascular irreversible".

Pinochet fue también interrogado el pasado 6 de agosto por el juez Sergio Muñoz, cuando aún mantenía el fuero como ex presidente, en relación con las cuentas que mantenía en el Banco Riggs de Estados Unidos, según desveló un informe del Congreso de este país, por valor de entre 4 y 8 millones de dólares. Precisamente sobre este caso, el diputado democristiano chileno Edmundo Salas ha afirmado que si se demuestran irregularidades en esas cuentas, es posible incluso que la propia fiscalía estadounidense presente cargos contra Pinochet.