Zapatero dice que el Gobierno quiere que los gays "dejen de ser ciudadanos de segunda"

El presidente de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha participado hoy en un almuerzo-coloquio con los periodistas donde ha defendido las medidas desarrolladas por su Ejecutivo y ha hecho un análisis de la tensa situación que se vive en Irak.

El discurso ha comenzado con la promesa de situar a España en un nivel superior al que actualmente ocupa. A renglón seguido Zapatero ha hecho una defensa a ultranza de los que serán sus primeros presupuestos del gabinete socialista. Unos Presupuestos "sobre todo sociales", ha recalcado el presidente, "que atenderán principalmente al bienestar de los ciudadanos".

También ha hecho referencia a las iniciativas del Gobierno, entre ellas la reforma del Código Civil, que mañana aprobará el Consejo de Ministros, y que permite el matrimonio y la adopción para las parejas homosexuales. "No estamos actuando contra nadie, sino estamos extendiendo los derechos civiles sin imponer una determinada opción moral", ha señalado Zapatero.

"Los homosexuales son personas, compañeros de trabajo, amigos, parientes a los que les imponemos obligaciones, las de cualquier ciudadano, pero les negamos derechos. El Gobierno lo único que pretende es hacer que estas personas dejen de ser ciudadanos de segunda".

"PROFUNDA REFLEXIÓN AUTOCRÍTICA SOBRE IRAK"

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Sobre la crisis de Irak, Zapatero ha dicho que "es necesario cambiar ya la orientación en la solución del conflicto". "No voy a pedir a nadie, y menos a ningún país, que haga algo que no quiera, pero es necesario dar otra respuesta. Y esa debe ser debatida en el seno de la ONU", según el presidente.

Ante la ola de violencia que durante meses sacude la posguerra iraquí, Rodríguez Zapatero considera que "después de lo que ha pasado, y después de lo que estamos viviendo desde hace varios meses de intervención militar la pregunta es ¿quién tendrá que hacer la reflexión sobre aciertos y fallos?". Para el presidente cada día que pasa la sociedad española y la comunidad internacional están en una "reflexión profundamente autocrítica" sobre la situación.