Los Veinticinco firman en Roma la primera Constitución europea

Los 25 gobernantes de la Unión Europea y sus ministros de Exteriores han firmado su primer Tratado Constitucional, en una histórica ceremonia celebrada en el complejo romano del Capitolio. Todos han destacado la importancia histórica de la firma y han advertido de los riesgos que entraña el proceso de ratificación. Por eso han pedido un esfuerzo informativo para implicar a los ciudadanos.

La firma tuvo lugar en la Sala de los Orazi e Curiazi del Palacio de los Conservadores, el mismo escenario en el que en 1957 Alemania, Holanda, Francia, Luxemburgo Italia y Bèlgica suscribieron el Tratado de la Comunidad Económica Europea (CEE), embrión de la actual UE.

El primero en estampar su rúbrica en el texto Constitucional de 325 páginas, a las 11.56 horas (09.56 GMT), fue el jefe del Ejecutivo belga, Guy Verhofstadt, y su ministro de Exteriores, Karel De Gucht, al seguirse el orden alfabético según el idioma de cada país.

ZAPATERO, EN SÉPTIMO LUGAR

En séptimo lugar firmó el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el titular de Exteriores, Miguel Angel Moratinos. Cerró los turnos el primer ministro británico, Tony Blair, y su ministro de Exteriores, Jack Straw. La disposición final la suscribieron también los representantes de los tres países candidatos a entrar en la UE: Turquía, Rumanía y Bulgaria que, junto a Croacia, están en Roma como invitados.

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La histórica firma, que finalizó a las 12.30 horas (10.30 GMT), se llevó a cabo sobre una mesa rectangular tapizada en azul, con la bandera europea en su frente, situada bajo la escultura en bronce de Inocencio X, obra de Alessandro Algardi. Los gobernantes de la UE estamparon su rubrica con sendas plumas en madera oscura y platino, con una inscripción en latín referente al acto de hoy, que luego se guardaron como recuerdo.

Antes de la firma, los primeros ministros de Italia, Holanda e Irlanda subrayaron en sus intervenciones que la Constitución que se firma en Roma supone el final de la división de Europa y auguraron que será un elemento básico para abordar el futuro del continente.

Sabiendo que antes de dos años los Veinticinco habrán tenido que respaldar el texto, a través de referendos o del trámite parlamentario, y que si uno de ellos no lo hace la Constitución no entrará en vigor y seguirá en funcionamiento el Tratado de Niza, los líderes europeos han pedido un esfuerzo informativo para implicar a los ciudadanos.

Tanto el presidente designado de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, como el actual, Romano Prodi, manifestaron que la ratificación de la Constitución por parte de los veinticinco países de la UE "no se debe dar por descontada". Durao Barroso apuntó que la ratificación del texto no será un proceso fácil y que la responsabilidad principal es de los Gobiernos nacionales, que deben esforzarse por informar a los ciudadanos del alcance del documento.

LOS DOS ENEMIGOS DE LA DEMOCRACIA

También intervino el presidente del Parlamento Europeo, el español Josep Borrell, quien animó a los gobernantes de países de la UE a trabajar para que la Constitución sea adoptada como propia "con entusiasmo" por los ciudadanos.

Es necesario "hacer todo lo posible para conquistar la confianza de los ciudadanos. Hagamos un esfuerzo para explicar y motivar, y derrotar así a los dos grandes enemigos de la democracia: la ignorancia y la indiferencia", afirmó el presidente del Parlamento Europeo.