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Las perspectivas de los principales países europeos en el Consejo de Bruselas

Los 25 tratan de atajar la crisis

El Consejo europeo que arranca hoy en Bruselas está marcado por el pesimismo por las posturas enfrentadas en materia económica y por las dudas sobre el proceso de ratificación tras los 'noes' francés y holandés. Así acuden a la cumbre los principales países europeos.

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España llega a la cumbre con el propósito de seguir recibiendo fondos de cohesión durante al menos cinco años más. También se pretende evitar que nuestro país sea contribuyente neto de la Unión, es decir, que aporte más de lo que recibe antes de 2014. En cuanto a la política agraria, el Gobierno, al igual que Francia, quiere evitar que se reabra la negociación y pretende que se mantenga el acuerdo firmado en 2002. España también rechaza que se mantenga el "cheque británico" y exige una solución drástica a este asunto.

Por su parte, todo apunta a que Reino Unido vetará la propuesta financiera de Juncker porque perjudica seriamente al "cheque británico". Londres se niega a aceptar la propuesta de la Presidencia europea si antes no se modifica el sistema de financiación de la Unión. También exige un recorte de las ayudas agrícolas directas. Londres sólo estaría dispuesto a aceptar una reducción del cheque si se decide recortar el presupuesto. Así, parte de lo que perdería por el cheque lo recuperaría por la vía de la contención del gasto.

Francia ha reafirmado su posición ante esta cumbre en el debate que se celebró ayer en la Asamblea Nacional. Dominique de Villepin defendió la política agrícola común como la vertebradora de la Europa actual y cuestionó futuras ampliaciones -en referencia a Turquía-. El Partido Socialista acusó a Jacques Chirac del fracaso del referéndum e insistió en que es uno de los "problemas" de Europa. Chirac defendió en el Consejo de Ministros de ayer que cada uno debe asumir su parte en la financiación de nuevos miembros -en referencia al "cheque británico".

Alemania ha colocado un nuevo obstáculo en el proceso de ratificación de la Constitución europea. El presidente de la república, Horst Koehler, frenó ayer la ratificación de la carta magna aunque el parlamento la había aprobado por aplastante mayoría. Koehler prefiere esperar a que el Tribunal Constitucional alemán se pronuncie sobre la queja que ha presentado contra el tratado un diputado democristiano de Baviera. La decisión del presidente es muy sorprendente porque el constitucional no está implicado en el proceso de ratificación en Alemania.

 
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