Buenos Aires se acerca al exilio republicano español (V parte)
Cuando el país "se iba al carajo" con el corralito
Buenos Aires acoge una exposición que se acerca al exilio republicano español a partir de la historia de un grupo de escritores catalanes que en enero de 1939 abandonaron Barcelona huyendo del fascismo y la muerte. Literatura, arte contemporáneo y cine documental se mezclan para recrear la vida en los campos de concentración del sur de Francia; los refugios de intelectuales; la ocupación nazi; el viaje a América y las distintas adaptaciones a los países de acogida: México, Chile y Argentina. Éste es el segundo de una serie de artículos sobre la exposición del enviado especial de la Cadena SER, Javier Torres.
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Hoy, 20 de diciembre de 2006 muchos saben que es el día de "San helicóptero". Instaurado a partir de este mismo día pero desde hace un lustro, recuerda la huida del presidente radical Fernando de la Rua de la Casa Rosada. Todavía se le reprocha a De la Rua que, de manera cobarde, abandonara la mítica oficina presidencial d la misma manera, me dicen, que lo hizo Isabelita Perón tras el golpe de Videla y su banda.
La noche anterior, la madrugada del 20 de diciembre de 2001, cinco manifestantes morían tras una dura batalla campal entre un despliegue policial brutal y una turbamulta que veía como se el país "se iba al carajo".
Lo que sucedió en la semana posterior no fue sino el epílogo dramático de una situación que se conocía pero que todos intentaban eludir. Entonces, la ilusión decía que dólar y peso eran lo mismo. Se podía pagar sin problemas con ambas monedas en las tiendas. Los créditos se concedían en dólares. Existía la posibilidad de abrir cuentas en la divisa norteamericana. Y de repente, y ante la posibilidad de que el sistema bancario desapareciera, se decretó el corralito. Esto significó que de la noche a la mañana se congelaron las cuentas bancarias o lo que es lo mismo, se impedía sacar dinero del banco. Los depósitos en dólares se convirtieron, tras largas discusiones y pelas judiciales, en depósitos en pesos, tras haber sido devaluada fuertemente la moneda argentina. En el colmo de las contradicciones, sin embargo, los créditos en dólares se mantuvieron en dólares.
El caos cundió
Hubo hasta tres tipos de moneda que convivieron en un momento en el que la gente no tenía físicamente dinero ni para pagar el pan. No es de extrañar que hubiera asaltos a supermercados, y tiendas de alimentación. Se impuso el cacerolazo como método de protesta. La clase media argentina que durante la dictadura no levantó demasiado la voz por miedo a las represalias, se echó a la calle en cuanto vió como le "tocaban el bolsillo".
Y comenzó el éxodo de los jóvenes que no deseaban sufrir otra vez la falta de oportunidades y, ¡cómo no!, de dinero. Argentina sufrió una hemorragia moral de la que ahora parece que empieza a recuperarse. Esos jóvenes, muchos de los cuales aun no tienen "papeles", son los que en Baleares sirven cafés, en Barcelona venden plata en la calle y en Valencia son salvavidas de las piscinas privadas.
La coreógrafa Mónica Runde retrata en "Hasta mañana" ese drama. Ese y el cualquiera que haya decidido dejar su tierra por razones ideológicas o económicas (en realidad, sería mejor decir, simplemente, que han decidido cambiar de país. Dejando atrás afectos y raíces, los que logran atravesar la frontera deben enfrentarse al miedo al rechazo. Primero el policial, luego el social. Tratan de integrarse y para ello deben seguir la corriente. Es entonces cuando aparece el desarraigo, la soledad, la tristeza. Mónica ha presentado ese trabajo aquí en Buenos Aires y lo ha hecho con parte de su compañía, pero también con bailarines locales en un esfuerzo de integración que desde las instancias políticas se pregona pero para el que se ahorran esfuerzos.
Esta mañana he pasado otra vez por la Casa Rosada, la del mítico balcón de Evita. Tan sólo su fachada está pintada de ese color. El resto del palacio es de un gris sucio que desconcierta. Uno tiende a preguntarse si en el país del psicoanálisis, algún avezado freudiano habrá tratado de explicar en un libro lo que eso significa. Ahora están en obras. Instalan una verja permanente que evitará lo que hace cinco años pude ver: cómo los jóvenes, si haber sido convocados, trepaban por sus ventanas exigiendo respuestas a una clase política que demostró nula visión de Estado y un desprecio por el sufrimiento real de una población sumergida en la pobreza y el hambre. Eran, son, personas como las que cada día llegan a nuestras ciudades buscando oportunidades; como los personajes que habitan en la obra de Mónica Runde. ¡Hasta mañana!.

Javier Torres
Redactor de Política, trabaja en el Congreso y hace seguimiento de Vox. Anteriormente formó parte de...




