Internacional

Al menos 70 muertos en Líbano tras dos días de lucha entre el Ejército y milicias islamistas

Ocho civiles han muerto esta mañana en el bombardeo de un campo de refugiados palestino

Los tanques del Ejército libanés bombardearon esta mañana un enclave islamista en Trípoli, Nahar al Bared, en un campo de refugiados palestino y mataron al menos a ocho civiles. Tras dos días de batalla campal, al menos 70 personas han muerto y podrían ser 80 si se confirman las cifras dadas por la agencia de noticias libanesa. También en el campo de refugiados del sur del país, en Sidón, hay enfrentamientos entre el ejército y otra célula islámica. La crisis interna en Líbano es la peor desde el fin de la guerra civil en 1990.

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Además de bombardear intensamente el campamento de refugiados de Nahar al Bared, en la ciudad de Trípoli (norte del país), el Ejército libanés ha cercado los doce campos de refugiados palestino en El Líbano y establecido férreos controles militares en Beirut, Trípoli y Sidón.

El Ejército de Líbano asegura que con esta operación ha logrado desarticular la célula de Al Qaeda en Trípoli, Fatah al Islam, que el pasado febrero fue responsable de la colocación de dos bombas en sendos autobuses que costaron la vida a tres civiles.

Estos islamistas suníes se esconden entre las pobres calles del campo de refugiados palestinos de Nahar al Bared -donde residen 40.000 personas y que cuenta con su propia seguridad-. Líbano asegura que es allí donde los islamistas amasan un importante arsenal de armas. Los militantes de Fatah al Islam se declaran fieros enemigos de la guerrilla de Hezbolá.

Siria cierra fronteras

El gobierno sirio, que siempre ha negado toda vinculación con este grupo, decretó el cierre de dos de sus puntos fronterizos con el norte del Líbano -Al Arida y Al Dabuseiya- "debido a las circunstancias de seguridad en el norte del Líbano y para preservar la seguridad de los ciudadanos libaneses y sirios".

Para algunos analistas, el régimen sirio -laico y socialista- no apoyaría en modo alguno a grupos islámicos fuera de su país, cuando "de facto" los persigue en el interior por temor a una revolución contra su sistema político.