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Los McCann, dispuestos a someterse al detector de mentiras

Los padres de Madeleine quieren limpiar su reputación tras ser declarados sospechosos

Los padres de Madeleine McCann, sospechosos de la desaparición de su hija el pasado mayo en Portugal, están dispuestos a someterse a un detector de mentiras para demostrar su inocencia, informa hoy la prensa británica. Gerry y Kate McCann, ambos de 39 años, no tienen inconveniente en hacer "cualquier cosa que ayude a restaurar su reputación", afirma un amigo de la familia citado, sin identificar, por varios diarios.

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"Si la policía les pidiera someterse a una prueba de un detector de mentiras, lo harían", afirma la misma fuente. Los McCann -agrega el amigo- "no han dejado de insistir en que quieren cooperar completamente con la policía portuguesa, pero, hasta la fecha, no han recibido esa petición (el contestar ante un detector de mentiras) por parte de las autoridades lusas".

No habrá nuevas medidas cautelares

La disposición de los padres se divulgó dos días después de que Luís Bilro Verao, fiscal encargado del caso, indicara que no hay nuevas pruebas que justifiquen volver a interrogar a la pareja, a la que la policía considera sospechosa de la desaparición de su hija.

Tampoco se van adoptar nuevas medidas cautelares contra los McCann, porque se cree adecuada la que ya tienen, consistente en la obligación de informar sobre ausencias de más de cinco días de su domicilio en el Reino Unido, adonde regresaron el pasado día 9.

El portavoz del matrimonio de médicos británicos, Clarence Mitchell, ha afirmado que la declaración del fiscal "tendrá que ser estudiada con mucho cuidado por el abogado portugués de Gerry y Kate, pero, a primera vista, parece alentadora".

Los investigadores lusos sospechan que los McCann pueden estar involucrados en la muerte accidental de su hija, después de que perros especialmente entrenados por la policía británica detectaran olor a cadáver en su automóvil, apartamento y efectos personales.

Pero los padres, según declaraciones personales o de sus portavoces, consideran un despropósito las acusaciones, se declaran seguros de que su hija fue secuestrada y creen que la policía no debería renunciar a encontrarla viva.

Madeleine, de 4 años, desapareció el 3 de mayo pasado de la habitación en la que dormía con sus dos hermanos, de 2 años, en un apartamento de un complejo turístico del Algarve (sur de Portugal), mientras sus padres cenaban en un restaurante cercano.

 
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