El consejero delegado de AIG pide a sus ejecutivos que devuelvan parte de las primas
El consejero delegado dijo haber solicitado a los más de 400 empleados que recibieron las bonificaciones que "hagan lo correcto" y que devuelvan "por lo menos" la mitad
El consejero delegado de AIG, Edward Liddy, dijo este miércoles haber pedido a los ejecutivos que casi hunden a la empresa con sus apuestas arriesgadas que devuelvan parte de las primas que han recibido, ante el furor público por los pagos.
American International Group (AIG) es la empresa que más dinero del Gobierno de Estados Unidos se ha embolsado, con más de 170.000 millones de dólares, y el público ha puesto el grito en el cielo sobre el pago de bonificaciones a empleados con dinero del contribuyente.
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Los congresistas de ambos partidos, con sus correos electrónicos y contestadores automáticos llenos de quejas, canalizaron este miércoles la ira contra Liddy, que fue tratado como un saco de boxeo en una audiencia en el Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también se unió al coro de quejas al afirmar que es "escandaloso" que el Gobierno tenga "que venir a limpiar detrás de AIG".
Por lo menos la mitad
En la audiencia, el consejero delegado dijo haber solicitado a los más de 400 empleados que recibieron las bonificaciones que "hagan lo correcto" y que los que se embolsaron más de 100.000 dólares devuelvan "por lo menos" la mitad.
En total, la empresa les dio 165 millones de dólares el pasado viernes y Liddy señaló que algunos de ellos ya han ofrecido devolver toda su prima.
El directivo coincidió en que las bonificaciones son "de mal gusto", pero señaló que el pago estaba estipulado en los contratos.
Además, afirmó que era necesario mantener a los empleados del departamento de derivados de crédito para proceder a la venta ordenada de los 1,6 billones de dólares en activos financieros de riesgo que quedan en su cartera de inversiones.
El caso contrario no convence
Liddy, que cobra un salario de 1 dólar por año, es un ex consejero delegado de la aseguradora Allstate, a quien el Gobierno sacó de la jubilación para que tomase las riendas de AIG, tras intervenirla en septiembre para evitar su colapso con la adquisición del 80% de sus acciones.
Sin embargo, eso no motivó la pena de los congresistas.
La demócrata Carolyn Maloney dijo, por ejemplo, que las bonificaciones son algo "reprobable moralmente y fiscalmente irresponsable", especialmente al estar destinadas a los ejecutivos que "hicieron caer" a la empresa.
Por su parte, Paul Hodes, otro demócrata, aseguró que AIG es un acrónimo que ahora significa "arrogancia, incompetencia y codicia" (greed, en inglés). Varios congresistas anunciaron que buscarán una manera de que los ejecutivos devuelvan el dinero por la fuerza.
Todos a una
El presidente del Comité, el demócrata Barney Frank, sugirió la posibilidad de una demanda contra ellos, mientras que Maloney propuso colocar un impuesto del 100% sobre esas primas.
"Queremos que nos devuelvan el dinero", coincidió la republicana Judy Biggert.
Frank presionó a Liddy para que divulgue la identidad de los beneficiados, pero el jefe de AIG se negó por las amenazas recibidas por la compañía. Leyó una en la que una persona no identificada decía que a los ejecutivos y sus familias se les debían colocar "cuerdas de piano alrededor del cuello".
El consejero delegado hizo un mea culpa en su intervención y dijo que la indignación de la opinión pública es "comprensible", al tiempo que reconoció que "se cometieron errores en AIG, y en una escala que pocos hubiesen imaginado posible".
Sin embargo, justificó el pago de las primas a los empleados del departamento de derivados financieros porque su prioridad es "intentar desesperadamente prevenir el colapso incontrolado de ese negocio".
Más críticas
AIG no fue el único objeto de las críticas en la audiencia. Algunos legisladores reclamaron la presencia de Timothy Geithner, el secretario del Tesoro, y de Ben Bernanke, el titular de la Reserva Federal, para explicar qué sabían del asunto.
Liddy precisó que el banco central estaba al tanto del pago de las primas, pero no supo si la información llegó al Tesoro.
El legislador republicano Connie Mack pidió la dimisión de Geithner y Obama se vio obligado a defenderle. El jefe de la Casa Blanca expresó su "completa confianza" en Geithner, quien "ha hecho lo que tenía que hacer en un reparto de cartas en el que le han tocado muy malas".