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El Papa defiende el derecho de los palestinos a una 'patria' propia durante su visita a Belén

"Sé cuanto habéis sufrido y seguís sufriendo a causa de los tumultos que han afligido esta tierra durante décadas", aseguró el Papa

El Papa Benedicto XVI aprovechó este miércoles su visita a Belén, en la que ofreció una multitudinaria misa, para expresar el respaldo de la Santa Sede al derecho de los palestinos a una "patria" propia, al tiempo que dijo compartir su "sufrimiento". Posteriormente, durante la visita a un campo de refugiados de esta ciudad cisjordana, subrayó que los muros "no pueden durar para siempre", en referencia al muro de seguridad israelí, y expresó su "deseo" de que en este caso sea desmantelado.

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El Pontífice fue recibido a primera hora de esta mañana en Belén, tras cruzar precisamente el muro de seguridad procedente de Jerusalén, por el presidente palestino, Mahmud Abbas, quien denunció en su intervención el "muro de apartheid" que está construyendo Israel y que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) considera ilegal.

"Sé cuanto habéis sufrido y seguís sufriendo a causa de los tumultos que han afligido esta tierra durante décadas", aseguró el Papa, quien se refirió en particular "a aquellos que lloran la pérdida de sus familiares y seres queridos en las hostilidades, especialmente en el reciente conflicto de Gaza" y aseguró rezar por ellos. "Rezo por vosotros todos los días e imploro a Dios la paz, una paz justa y duradera en los territorios palestinos y en toda la región", añadió.

Apoyo a Palestina

En este sentido, y dirigiéndose a Abbas, el Pontífice quiso dejar claro que "la Santa Sede apoya el derecho de su pueblo a la soberanía de una patria palestina en la tierra de vuestros antepasados, segura y en paz con sus vecinos, dentro de fronteras reconocidas internacionalmente".

El Santo Padre animó entonces tanto a Abbas como al pueblo palestino a "mantener viva la llama de la esperanza", pese a que actualmente el logro de este objetivo parezca "lejano", de que se encontrará "un punto de encuentro entre las legítimas aspiraciones, tanto de los israelíes como de los palestinos, a la paz y la estabilidad".

Dejar de lado el rencor

Asimismo, instó a todas las partes implicadas en el conflicto a que "dejen de lado cualquier rencor (...) que obstaculice todavía el camino de la reconciliación". "Sólo se puede lograr una coexistencia justa y pacífica entre los pueblos de Oriente Próximo con espíritu de cooperación y respeto mutuo mediante el cual los derechos y la dignidad de todos se reconozcan y respeten", aseveró, instando a la comunidad internacional a que "utilice su influencia en favor de una solución".

Por otra parte, hizo mención especial al conflicto de Gaza y dijo rezar para que "con la ayuda de la comunidad internacional las tareas de reconstrucción procedan con rapidez en todos los lugares donde las casas, las escuelas o los hospitales hayan sido dañados o destruidos".

Por último lanzó un mensaje claro a los jóvenes palestinos, a los que pidió que no permitan que "las pérdidas de vidas y las destrucciones de las que habéis sido testigos susciten amargura o resentimiento en vuestros corazones". "Tened el valor de resistir a cualquier tentación que sintáis de recurrir a actos de violencia o de terrorismo", reclamó, animándoles a trabajar para "construir la paz".

Puente de diálogo

En la misa que ofreció a continuación ante miles de palestinos y fieles llegados de otras partes del mundo, el Santo Padre lanzó también un mensaje de conciliación, instándoles a que sean "un puente de diálogo y colaboración constructivo para edificar una cultura de la paz que supere la situación actual de miedo, agresión y frustración". "Vuestra tierra tiene necesidad sobre todo de una nueva infraestructura espiritual al servicio de la de promoción del bien común", dijo durante la homilía celebrada en esta ciudad.

Posteriormente, el Santo Padre se dirigió al campo de refugiados de Aida, también en Belén. "Descollando sobre nosotros, mientras estamos aquí, el muro es un crudo recordatorio del punto muerto que las relaciones entre israelíes y palestinos parecen haber alcanzado", afirmó el Pontífice durante su discurso.

"Los muros no pueden durar siempre"

Por último, y antes de abandonar definitivamente Belén, expresó su confianza en que el muro sea derribado. "He visto (...) ensombreciendo gran parte de Belén, el muro que se inmiscuye en vuestros territorios, separando vecinos y dividiendo familias", afirmó. "Aunque los muros pueden construirse con facilidad, todos sabemos que no pueden durar para siempre y pueden ser desmontados", añadió.

Tras subrayar la necesidad de que primero se retiren "los muros que construimos en torno a nuestros corazones" y se pongan fin al conflicto, aseveró: "Mi deseo más ferviente para vosotros, el pueblo de Palestina, es que esto ocurra pronto y que al fin seáis capaces de gozar de la paz, la libertad y la estabilidad que os han evitado durante tanto tiempo".

 
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