Zapatero entrega a Puelles la medalla al mérito policial en la capilla ardiente
Cientos de ciudadanos anónimos muestran su solidaridad a la viuda y los dos hijos de la víctima
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el líder del PP, Mariano Rajoy, abandonaron minutos después de las ocho de la tarde la capilla ardiente instalada en la Subdelegación del Gobierno de Vizcaya, en Bilbao, con los restos mortales del inspector jefe del Cuerpo Nacional de Policía asesinado por ETA en la localidad vizcaína de Arrigorriaga, Eduardo Puelles. Zapatero concedió la Medalla de Oro al mérito policial a título póstumo al agente asesinado.
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El jefe de Gobierno acudió acompañado del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, del lehendakari, Patxi López, y el consejero del Interior de Gobierno vasco, Rodolfo Ares. Poco después, entró en la capilla ardiente el líder del PP, Mariano Rajoy, junto con el secretario de Relaciones Internacionales del PP y coordinador de la presidencia, Jorge Moragas.
En el lugar ya se encontraban esperándole el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti, acompañado del portavoz de los populares vascos, Leopoldo Barreda. También asistieron la presidenta del Parlamento vasco, Arantza Quiroga, y la máxima representante de la comisión de derechos humanos del Parlamento vasco, Mari Mar Blanco.
A lo largo de la tarde, pasaron por la capilla ardiente otras personalidades y líderes políticos, como el presidente de Navarra, Miguel Sanz, y los dirigentes del PNV, Iñigo Urkullu, Andoni Ortuzar y Javier Balza, ex consejero del Interior, así como el lehendakari Juan José Ibarretxe, acompañado de su mujer, Begoña Aguirre. Asimismo, mandos de la Ertzaintza también se acercaron a decir el último adiós a Puelles.
En el interior de la capilla ardiente, se encontraban la viuda del agente asesinado y uno de sus hijos, después de que hayan sido dados de alta del hospital de Basurto, a donde, junto con otro de los hijos, fueron trasladados al sufrir un cuadro de ansiedad tras conocer la muerte de Puelles.
A la capilla ardiente, que abrirá a las nueve de la mañana, han llegado numerosas coronas de flores.