Los inmigrantes latinoamericanos ya no extrañan sus países como hace un lustro cuando eran pocos los bares latinos o cuando aún no estaban consolidadas sus asociaciones y no tenían dónde reunirse para matar sus añoranzas. Ahora pueden encontrar un centenar de bares, tiendas de ultramarinos, peluquerías hasta la celebración de sus fiestas tradicionales en las calles. lLamorenada (música andina) suena fuerte por los altavoces del bar boliviano Charo II, en el distrito de Usera, muy cerca de la boca del metro. Es un sábado y al medio día el bar se encuentra completamente lleno. El olor de las comidas típicas se mezclan con las carcajadas y cánticos de algunos clientes. Otros hablan en quechua y beben los licores de su natal Bolivia como el «macerado», un licor de naranja o la «chicha», licor de maíz fermentado. De puertas para adentro parece que estamos en Bolivia, pero una vez se cruza el umbral de la puerta de salida el paisaje cambia. Es eso lo que buscan los inmigrantes, sitios que los hagan sentir que están en casa. En otra zona,por el centro de Madrid, especificamente en el mercado de los Mostenses, encontramos el ultramarino de productos latinos de Simón, un boliviano de 60 años, que pertenece a la generación de inmigrantes que probó suerte primero en Argentina, antes del «corralito», y que posteriormente migró a España. Desde hace 15 años que no regresa a Bolivia, ni de vacaciones. «Tengo mi puesto desde hace 2 años y todos por aquí me conocen como Evo», dice con cierto orgullo. Su pequeña tienda de alimentos cuenta con toda variedad de granos procedentes de Latinoamérica, especias, aderezos, entre otros, como también las empanadas tradicionales de su país que se anuncian con un cartel encima de su estante. «Cuando siento nostalgia escucho las cumbias y voy a tomar un par de cervezas en algún bar boliviano, mi pareja tiene uno y eso se llena los fines de semana. Es como estar en casa», añade. En otro punto de la ciudad, en la calle del Barco, encontramos el primer restaurante latino en abrir sus puertas en Madrid, se trata de El rincón ecuatoriano, un restaurante que lleva en el mismo lugar 18 años ofreciendo sólo comidas del Ecuador. Amparo Cárdenas, hija del dueño, señala que la clientela es permanente y conocida y que acuden incluso de otros barrios de Madrid por la costumbre y la calidad de las comidas típicas. «Los fines de semana está siempre lleno, a la gente le gusta el local, el decorado con nuestras artesanías y porque también ponemos música en vivo de los artistas ecuatorianos más famosos», señala. Con la bandera del Ecuador extendida en una de las paredes y la virgen del Cisne vigilando desde lo alto del armazón de bebidas, el local luce pintoresco, decorado con artesanías propias del país incaico. «Por la crisis hemos rebajado los precios», aclara Amparo. Las tradiciones De la mano de las diferentes asociaciones de inmigrantes, las costumbres y tradiciones propias de cada país se han ido afianzando en una tierra que no es la suya. Por ejemplo, la comunidad boliviana organiza en carnavales las entradas folklóricas como pequeñas imitaciones del Carnaval de Oruro, que ya cuenta con casi un centenar de grupos de baile. En octubre estos grupos de baile se juntan a los de otros países para participar en el Festival Viva América, organizado por la Casa América. Las fiestas tradicionales también se repiten en otros colectivos como el colombiano y el brasileño que celebran sus fechas festivas en actos públicos. Ocio Nocturno Si se trata de buscar discotecas latinas hay un sin fin de locales para elegir, la mayoría se concentran en la zona de Cuatro Caminos. Los fines se semana, cuando la mayoría de los inmigrantes no trabaja, estos lugaresson los más concurridos como el Bar Latino o el Rincón Latino, sin olvidar el bar cubano la Negra Tomasa, a unos metros de la puerta de Sol donde hay música al vivo. El deporte de la integración El fútbol ha hecho lo que a las autoridades españolas les hubiera llevado más tiempo en consolidar: Integrar a los inmigrantes de diferentes nacionalidades entre sí. Con o sin papeles, latinos, africanos o españoles, todos se reúnen para participar en diferentes campeonatos que organizan las asociaciones de cada país y que posteriormente se enfrentan en una especie de pequeños mundiales. La primera en organizarse fue la Liga Deportiva de Bolivia (Lidebol), posteriormente la Liga de Integración Deportiva, ambas coordinan sus actividades con la Asociación de Cooperación Bolivia España (Acobe) , para tener la autorización de hacer uso de los campos deportivos. Los fines de semana las canchas municipales están copadas por los campeonatos deportivos y las familias que acuden a participar de las citas deportivas