Seis de los diez magistrados del Constitucional apuestan por la constitucionalidad del Estatut

El Tribunal Constitucional reanuda hoy el debate sobre el Estatut levemente inclinado a la constitucionalidad del texto recurrido por el PP. La decisión sobre el Estatut ha dividido en dos al Alto Tribuna,l aunque el sector progresista ha ganado posiciones a la hora de conseguir una sentencia "asumible" que, según las fuentes consultadas por la SER, podría aportar una votación "favorable" de seis votos frente a cuatro.

Los magistrados vuelven al trabajo convencidos de no alargar un proceso que ha generado serias tensiones políticas durante el verano y que constituye la verdadera antesala de la renovación del Alto Tribunal con su imagen seriamente dañada por haberse convertido en el terreno de batalla de gobierno, oposición y partidos catalanistas..

El término nación y la obligatoriedad de conocer el catalán siguen siendo los asuntos más espinosos de una sentencia que, según fuentes conocedoras de las deliberaciones, va a ser muy interpretativa pero exigua a la hora de señalar la inconstitucionalidad del articulado de la norma catalana.

Antes de las vacaciones de verano los magistrados se dividían en un empate a cinco que la presidenta se negaba a romper. Maria Emilia Casas se negó a utilizar su voto de calidad para desbloquear la sentencia y otro progresista, Manuel Aragón, nombrado directamente por Moncloa, se plantó en esta cuestión de procedimiento. La izquierda en el Constitucional no estaba dispuesta a usar la ventaja de la presidenta y se entregó a la búsqueda de mayorías más amplias.

En ese trabajo se acercaron posturas con el conservador Guillermo Jiménez, el magistrado que parece tener la clave para la sentencia. Así las cosas la votación sería de seis a cuatro, pero los progresistas querían más. Para el siete a tres se sondeó a otro de los conservadores, Ramón Rodríguez Arribas. La negociación, según ha sabido la SER, no ha fructificado todavía ya que el concurso de Rodríguez Arribas suponía ya un duro golpe a la columna vertebral del texto y anunciaba serios problemas de digestón para la esfera politica catalana.

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