Comienza el desafío para Río de Janeiro

Río de Janeiro tiene mucho trabajo por delante. La ciudad elegida para organizar los Juegos Olímpicos de 2016, al primera de América Latina, se ha comprometido a subsanar algunas de las deficiencias que el propio presidente brasileño, Lula da Silva, reconoció en la última presentación de la candidatura al COI. A diferencia de sus rivales, Chicago, Madrid y Tokio, Río tiene deficiencias de transporte y seguridad. Aunque también deberá ponerse las pilas con las instalaciones deportivas, aunque en ese terreno hay camino ganado gracias a los Juegos Panamericanos de 2007, que permitieron sentar una base de infraestructuras que serán mejoradas para 2016.

Con sus paisajes espectaculares y una fuerte movilización popular, Río cuenta con un presupuesto estimado para los Juegos de unos 14.000 millones de dólares, según cifras oficiales. Con las inversiones privadas, la cifra podría subir mucho más. El principal punto con el que Río tendrá que ponerse manos a la obra es su sistema de transportes anárquico. Autobuses y minibuses privados llenan las calles mientras que el metro está lejos de cubrir toda la ciudad.

A la ciudad le llevará tres años terminar una ampliación del metro para que llegue hasta una nueva estación en Ipanema, al sur de la ciudad. La situación es tan precaria que el Comité Organizador no ha prometido un metro, sino líneas de autobuses en corredores rápidos exclusivos para estos grandes vehículos que unirían hoteles con instalaciones deportivas.

Río deberá multiplicar además el número de camas de hotel de las que dispone, unas 48.000 en total según datos de la prensa local. Sin embargo, sólo 20.000 cumplen con los requisitos del COI, a saber, hoteles de dos a cinco estrellas.

Además de fuertes inversiones en este sector que ya comenzaron con vistas a la Copa del Mundo 2014, de la cual Rio será una de las sedes, las autoridades esperan subsanar el problema mediante cruceros fondeados en los puertos, como hicieron Atenas-2004 y Barcelona-1992. Por otro lado, el aeropuerto internacional Tom Jobim, en reformas, dista de responder a las exigencias para recibir a decenas de miles de turistas que llegarían por los Juegos.

La violencia, otro punto negro

Famosa por el turismo y su emblemático carnaval, Río también es tristemente célebre por la violencia endémica que asola a sus habitantes. Una de las ciudades más violentas del mundo, con 6.000 asesinatos registrados en 2008, y cuyas autoridades prevén triplicar las fuerzas de seguridad y movilizar 61.000 efectivos si se realizan los Juegos.

"Río tiene experiencia en realizar grandes eventos. En grandes eventos siempre se monta un esquema especial [de seguridad]. Durante los Panamericanos [en 2007] no pasó nada, durante el Carnaval, con esa cantidad de turistas que vienen, no pasa nada", argumentó el alcalde Eduardo Paes en una entrevista con AFP.