El Papa abandona España tras criticar el agresivo anticlericalismo

Benedicto XVI ha sido despedido por los Reyes y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en el aeropuerto de El Prat.

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La visita del Papa a España ha terminado con un encuentro "breve y cordial" entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y Benedicto XVI. Según fuentes del gobierno, en la reunión Zapatero ha destacado las buenas relaciones entre el Vaticano y España en el marco "de estado aconfesional" que establece la Constitución.

Zapatero también se ha comprometido a prestar la máxima colaboración del Gobierno para la organización de la Jornada Mundial de la Juventud del próximo año.

Despedida de los Reyes

El Rey Juan Carlos I ha despedido al Papa en el Aeropuerto de Barcelona tras una intensa visita de dos días que ha considerado de "indudable significado" para España y la Iglesia Católica.

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En su discurso, el monarca se ha mostrado contento tras "comprobar las expresiones de cariño, de gratitud y de respeto" recibidas por el Pontífice. "Somos también muy sensibles a vuestras numerosas muestras de generosidad hacia España", ha añadido.

En ese sentido, le ha dado las gracias por acudir a Santiago de Compostela y también por acudir a la capital catalana para dedicar el templo de la Sagrada Familia, "uno de los tesoros arquitectónicos de Barcelona más admirados en el mundo".

"Muchos siglos separan al Pórtico de la Gloria de la Sagrada Familia. Por ellos han transitado la aportación artística, cultural y religiosa del Cristianismo, clave para entender la personalidad histórica de España", ha afirmado.

El Rey ha acabado su intervención afirmando que espera "con especial ilusión" la próxima visita a España de Benedicto XVI, quien acudirá a Madrid en agosto con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud.

El Pontífice invoca a una Europa unida por la misma fe más allá de las diferencias nacionales

El Papa ha invocado, como un peregrino más, a trabajar para fomentar una Europa unida bajo la misma fe y con un lenguaje común, que es el Evangelio de Cristo, y en la que cualquier peregrino pueda sentirse como en su casa más allá de las diferencias nacionales.

En su discurso de despedida y arropado por los Reyes y el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, Benedicto XVI ha recordado que los caminos que atravesaban Europa para llegar a Santiago eran muy diversos entre sí, cada uno con su lengua y sus particularidades, pero "la fe era la misma".

El Papa, que ha agradecido el afecto y atenciones recibidas tanto en Santiago como en Barcelona, ha animado a todos los peregrinos, como los que llegan de muchos lugares del mundo a Santiago, a preservar y fomentar la fe y ese rico patrimonio espiritual, que no sólo manifiesta un amor de un país hacia su historia y su cultura, sino que es también una manera de transmitir los valores de la convivencia y de la solidaridad.

Además, ha prometido volver el próximo año. "Nos veremos en Madrid para celebrar la Jornada Mundial de la Juventud", ha afirmado antes de decir un adiós que ha arrancado largos aplausos.

Un viaje polémico con un mensaje crítico a las políticas sociales y la postura laicista de España

Polémica antes, durante y después. La visita del Papa ha ocupado la agenda del fin de semana en España, aunque no tanto por sus actos sino por sus declaraciones.

El Pontífice llegaba el pasado sábado a Santiago y ya en el avión dejaba un mensaje al Gobierno. Benedicto XVI manifestaba que el anticlericalismo y el laicismo fuerte y agresivo que vive la sociedad española en nuestros días podía equipararse al sufrido por los católicos durante los años 30. Muchas interpretaciones han suscitado estas palabras. El asombro y la prudencia del Gobierno, que espera para hacer balance, contrasta con el respaldo del Partido Popular, que incluso acusa al Ejecutivo de convertir el laicismo en una parte de su proyecto político.

El Papa abandona Santiago con destino Barcelona, donde ha bendecido la Sagrada Familia. Durante la homilía, el Pontífice ha defendido nuevamente las raíces cristianas de Europa y ha cargado contra el aborto y el matrimonio homosexual . Preocupado por la creciente secularización de Europa, el Pontífice ha afirmado que la mujer "debe realizarse en el trabajo y en el hogar" en estos tiempos de crisis y ha realizado un alegato del matrimonio entre hombres y mujeres.