Jornada de puertas abiertas en el Supremo
Historias y anécdotas del Alto Tribunal
Sólo una Reina de España ha pleiteado en el Supremo por unas sillas. Sólo un presidente del Gobierno ha declarado en el Alto Tribunal. En 1750 se pone la primera piedra de un majestuoso edificio que en sus orígenes fue convento de monjas salesas y centro de educación de niñas aristócratas a las que se formaba para casarse con príncipes de las Cortes Europeas / MARÍA MANJAVACAS / BÁRBARA PUYOL
Sólo una Reina de España ha pleiteado en el Supremo por unas sillas. Sólo un presidente del Gobierno ha declarado en el Alto Tribunal. En 1750 se pone la primera piedra de un majestuoso edificio que en sus orígenes fue convento de monjas salesas y centro de educación de niñas aristócratas a las que se formaba para casarse con príncipes de las Cortes Europeas.
Más información
Pero sin duda el capítulo "más real" es el que protagonizó Isabel II, primera y única reina de España que fue a los tribunales por un conjunto de sillas. La reina encargó el mobiliario a un afamado marquetero ruso y cuando le presentó la factura no estuvo de acuerdo con lo que le cobraron. Llevó el caso al Alto Tribunal, ganó y en señal de agradecimiento donó las sillas al Supremo.
Con la democracia el Supremo escribiría otra página histórica. Por primera vez, declaraba un presidente del Gobierno. Felipe González compareció como testigo en el Caso GAL, que allí se juzgó. Declaración histórica de la que sólo hay una foto, que hizo de forma clandestina un periodista con una pequeña y sencilla cámara que pasó el control de seguridad y que inmortalizó a González saliendo por el pasillo de la Sala de lo Penal.
Sala que guarda los juicios más sonados de nuestra historia cómo el asesinato de los Marqueses de Urquijo, Filesa, Gescartera, la ilegalización de Batasuna y recientemente el "Caso Meño", que allí llevó al joven que quedó en coma tras una operación.