Los responsables del caos almuerzan en un céntrico restaurante de Madrid

Madrid

Camilo Cela, presidente de la USCA [Unión Sindical de Controladores Aéreos], terminaba de almorzar en un restaurante en el centro de Madrid, y no de los de menú precisamente. Un comensal de una mesa vecina a la suya me ha visto acercarme buscando a alguien. "¿Eres de la SER?", me ha preguntado. He respondido afirmativamente y el señor, muy enojado, me ha respondido: "El sinvergüenza ese está ahí sentado, acércate"

Y así lo he hecho. Al verme, les ha cambiado la cara. Amablemente, estaban terminando unos cafés con hielo, me he disculpado por interrumpirles y les he preguntado si podía hacerle una pregunta. "No voy a contestar a nada, no tengo nada que decir, llevo desde anoche sin dormir", me ha dicho. "Como cientos de miles de españoles, en aeropuertos", he respondido yo. "Esto es increíble, qué vergüenza", me ha espetado uno de los que acompañaban al señor Cela en la mesa. "No tenemos nada que decir, por favor". Se ha acercado un camarero y he decidido salir y esperarle fuera del local.

A la salida, el señor que en un principio me indicó dónde se ubicaba el presidente del sindicato de los controladores, me ha dicho: "Mi familia y yo teníamos un viaje organizado y nos hemos quedado en tierra. Están jugando con los sentimientos y la vida de todos los españoles. Menudos sinvergüenzas". He esperado a que el señor Cela saliera, le he vuelto a preguntar, y sin más ha acelerado el paso, con sus tres compañeros, calle de la Reina abajo.