El principal acusado por el atentado de Marrakech niega ante el juez su implicación
Adil El Othmani afirma no haber visitado nunca esa ciudad pese a que la acusación afirma disponer de fotos, testimonios y más pruebas que le sitúan en el lugar y momento de los hechos
Tras haber sido aplazado en dos ocasiones, hoy ha comenzado el proceso contra los nueve acusados por el atentado del pasado 28 de abril en el Café Argana de la Plaza Djemaa El Fnaa de Marrakech que acabó con la vida de 17 personas, 14 de ellas turistas extranjeros. El Tribunal de Primera Instancia de Salé, ciudad vecina de la capital Rabat, ha escuchado al principal acusado negar la autoría de la explosión y ha rechazado las alegaciones de defecto de forma presentadas por la defensa. Además, ha fijado la segunda sesión de este juicio para el próximo 29 de septiembre.
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Pasadas las nueve de la mañana comenzaba el proceso contra Adil El Othmani, el principal acusado de la autoría del atentado, y otros ocho detenidos. El ambiente en la sala se dividía entre incomprensión, alentada por los cercanos a los acusados, y tristeza, generada por el recuerdo de los familiares de las ocho víctimas francesas, presentes hoy en el tribunal. El primer turno de palabra ha sido otorgado a la defensa que ha alegado "defectos en la forma" del procedimiento, ya que afirman que el proceso verbal en el que El Othmani admitió su culpabilidad, fue realizado "bajo presión y torturas". Los abogados defensores han estimado también oportuno demandar "la convocatoria de testigos, del ministro del Interior, Taieb Cherkaoui, y de un experto en explosivos", sostiene Hassan Mouhib, abogado de Adil El Othmani. Tras varias horas de discusión y unos minutos de deliberación, el juez ha rechazado el argumento de irregularidades en la forma y la presencia de Cherkaoui y ha pospuesto la llamada a testigos y expertos en explosivos para próximas sesiones.
Visto el procedimiento de forma se ha dado paso al contenido del proceso. Adil El Othmani, en aparente buena salud, sin rastros visibles de violencia en su cuerpo, ha salido entonces al estrado. En su alegato ha negado haber cometido el atentado e incluso haber pisado la ciudad de Marrakech. Ante la pregunta de por qué existen fotografías y testimonios que le sitúan en el lugar y el momento del crimen, El Othmani no ha sabido responder. Lo mismo ha ocurrido cuando se le ha preguntado qué explicación daba al hallazgo de una tarjeta de un móvil que le pertenece -y que supuestamente sirvió de detonador- entre los restos del café.
El principal acusado ha rechazado también tener relación con la organización terrorista Al Qaeda como apuntó el ministro del Interior marroquí el día después del atentado. "Al Qaeda ha negado por activa y por pasiva su responsabilidad en este crimen", asegura Hassan Bettar, hermano de Abdesamad Bettar, uno de los acusados, quien subraya que "hay más ambigüedades y contradicciones en este proceso, como el hecho de que las cámaras de seguridad de la plaza Djemaa el Fna estuvieran apagadas en ese momento". Su hermano forma parte de los detenidos por no informar de la autoría del atentado a la policía, después de que supuestamente El Othmani se lo reconociera. Bettar defiende la inocencia de su hermano, alegando "que sería incapaz de acabar con la vida de otras personas, ya que acababa de tener un hijo, que es el símbolo de la vida".
Los cómplices podrían ser condenados a "10 o 15 años de prisión", ha informado Guillaume Denoix de Saint Marc, portavoz y director general de la Asociación Francesa de Víctimas del Terrorismo". El principal acusado, "incluso a pena de muerte", por ello, continúa, "los familiares de la víctima suiza no han querido sumarse a la parte civil de la acusación, ya que están en contra de este castigo".
La tranquilidad ha reinado durante la mayoría del proceso aunque se han producido varias situaciones de tensión. La primera, durante la pausa de deliberación de los jueces, cuando Bettar ha comenzado a acusar a la justicia marroquí de "corrupta" y ha vuelto a defender la inocencia de su hermano. Algunos de los familiares de las víctimas francesas le han contestado "al menos su hermano puede defenderse, nuestros hijos están muertos".
Jacques Sombret, padre de Maude Sombret, fallecida en el atentado, ha recordado que "en un principio yo estaba tranquilo porque recibí un mensaje de mi hija diciéndome que todo iba bien". Ese mensaje "me lo escribió cuatro minutos antes de la explosión para decirme que sus vacaciones marchaban sin problemas, pero, algunas horas después, un amigo de la familia que se encontraba en Marrakech identificó su cuerpo en la morgue".
Dentro del tribunal, la emoción ha recorrido la sala cuando Frank Berton, abogado francés de los familiares de algunas de las víctimas galas, ha formulado su última pregunta. "En el proceso verbal dice usted recordar una niña sentada en el café, aunque luego lo ha negado", ha afirmado el letrado. "¿Le refresca esto la memoria?", ha preguntado Berton mostrándole una gran foto de Camille Dewailly, de 10 años, fallecida en la explosión. En ese momento, los familiares de la menor han levantado también retratos de la pequeña. "Aunque ha seguido negando reconocerla, no ha podido aguantar la mirada", asegura Berton después del juicio, "es culpable".
Una vez la vista ha finalizado, los acusados, que se encontraban dentro de una cristalera protegida por policías y fuerzas auxiliares, han expresado a sus abogados defensores su "miedo", ya que "a la salida de cada una de las audiencias que se han llevado a cabo, los policías han sido violentos con ellos", sostiene Naima El Guellaf, abogada de la defensa. A la salida del Tribunal de Primera Instancia de Salé, los familiares y allegados de los detenidos han organizado una protesta con pancartas con eslóganes como "cámaras apagadas, proceso fabricado, inocentes torturados" o "no al terrorismo de Estado".