El obispo de Trípoli critica el modo en que murió Gadafi, pero entiende los motivos
Martinelli confía en la reconciliación y denuncia los bombardeos de la OTAN
Giovanni Martinelli tiene 69 años, la misma edad que Gadafi. Llegó a Trípoli hace 40 años, lo que le convierte en un observador privilegiado de los 42 años de dictadura. Martinelli confía en la reconciliación, insiste en denunciar los bombardeos de la OTAN durante los ocho meses de conflicto y se muestra comprensivo con el cruel final que los rebeldes han deparado a Gadafi.
Pregunta: ¿Cuál es su valoración de lo ocurrido a Muamar Gadafi, de su captura, muerte y exhibición como un trofeo de guerra?
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Respuesta: Lo que hicieron no está bien. Pero no quiero juzgarlos. No quiero juzgar ni excusar, sólo decir que entendemos la sensibilidad de la gente frente a este hombre que realmente causó muchas víctimas, especialmente en los últimos meses.
P. Usted ha sido muy crítico con los bombardeos de la OTAN
R. Denuncié desde el principio que los bombardeos no eran una forma moral de eliminar a un dictador. Todavía hoy pregunto: ¿no había otra manera, sólo las bombas? Muchos civiles murieron, yo los vi. ¿Son necesarios 8 meses de bombardeos para librarse de este hombre? Era realmnte terrible. No podíamos dormir. Todas las noches, hasta que amanecía, bombardeos, bombardeos, bombardeos... Fue terrible.
P. ¿Cómo ve el futuro de Libia?
R. Agradezco a Dios que seamos libres, y agradezco lo que ha pasado. Mucha gente murió, ahora espero que haya una reconciliación entre los libios. Creo que el pueblo libio está deseoso de tener paz y que lo logrará. Libia es una entidad única. Aunque dividida en distintas tribus, es una familia.
P. Usted ha vivido más de 40 años en Libia y se ha entrevistado muchas veces con Gadafi. ¿Cómo era el dictador?
R. Gadafi era demagogo, le gustaba presumir y sentirse un gran hombre. Pensaba que era el profeta de Libia, que estaba inspirado por Dios para ser el mensajero de este país a través del Libro Verde (libro guía del régimen que regulaba todos los aspectos de la vida). Le gustaba sentirse beduino y mostrarse como tal, demostrar que no estaba colonizado por el consumismo. Aunque es verdad que vivía una vida de lujo, no como un beduino. Se sentía también líder de los países árabes, aunque en esto no tuvo mucho éxito, porque muchos países árabes no lo querían. Entonces se propuso ser el líder de África, el "rey de reyes". Era también un gran mentiroso. Y su principal deseo era no perder el poder.
P. ¿Teme que ahora, al igual que ha pasado en Egipto con los coptos tras la caída de Mubarak, pueda haber ataques contra los católicos?
R. En Libia la iglesia cristiana es extranjera, no hay libios cristianos. En un principio eran italianos, ahora son africanos o filipinos. La tradición de Libia es el respeto, y esa creo que será también la actitud de las nuevas autoridades. Antes de la guerra había en Libia 100,000 cristianos de distintos países.