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ELECCIONES LEGISLATIVAS EN MARRUECOS

Marruecos vota en unas elecciones marcadas por la abstención

Los islamistas parten como favoritos en votos, aunque no en escaños, en unas elecciones en las que la abstención será la gran protagonista

Marruecos tiene una cita con las urnas este viernes para elegir un Parlamento que, tras la reforma de la Constitución aprobada el pasado mes de julio, tendrá, al menos sobre el papel, más poderes que nunca. El primer ministro pasará a llamarse presidente del Gobierno, y, según anunció Mohamed VI en su discurso del pasado 9 de marzo gozará de "la responsabilidad total del Ejecutivo". Tan solo 13,6 millones de marroquíes se han inscrito para votar, de los 24 millones de la masa electoral.

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La primavera árabe no está desarrollándose en Marruecos como en otros países de la región como Túnez, Egipto, Libia o Siria. Sin embargo, el Movimiento del 20 de febrero provocó hace unos meses un movimiento estratégico del monarca Mohamed VI. El soberano alauí anunció el 9 de marzo una profunda reforma constitucional que incluía "la separación de poderes" y la transferencia de las tareas ejecutivas al presidente del Gobierno, que dejará de llamarse primer ministro. Mohamed VI nombró a dedo una comisión de revisión de la Carta Magna que propusiera los cambios, que después serían sometidos a referéndum. El 1 de julio, una aplastante mayoría de los escasos 9 millones de votantes aprobó la nueva Constitución en la consulta popular.

Este proceso de reformas culmina, meses después, con unas elecciones legislativas que estaba previsto que se celebrasen en 2012, pero que se han anticipado a este viernes para "adecuar la nueva Carta Magna a las instituciones", según el Ejecutivo marroquí.

Algo menos de 14 millones de marroquíes están llamados este viernes a elegir entre un abanico de partidos inimaginable en España. Es tan sólo un 56% de la masa electoral potencial, representada por los 21 millones de marroquíes mayores de edad que viven en el reino alauí y los 3 millones que residen en el extranjero. Las cifras de participación que ofrecerá el Gobierno marroquí (que no se espera que superen el 50%) estarán basadas sobre estos casi 14 millones, pero la realidad demuestra que la abstención será la verdadera voz que oigan, aunque no quieran, los partidos políticos que se presentan a los comicios. En las últimas elecciones legislativas, en 2007, el Ejecutivo aseguró que la cifra de participación alcanzó el 37%. Sin embargo, calculando los votantes sobre toda la masa electoral que se podría haber inscrito para votar, esta cifra no superaba el 20%. Es decir, un 80% de abstención.

En 2011, los principales partidos favoritos a llevarse la victoria son tres. En primer lugar, el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), liderado por Abdelillah Benkirane quien asegura a la Cadena SER que "no hay que tener miedo de los islamistas porque son como cualquier otro político que quiera arreglar los problemas del país". En segundo lugar, la Agrupación Nacional de Independientes (RNI, en sus siglas en francés), con el ministro de Finanzas, Salaheddine Mezouar, a la cabeza. "Nuestro programa se basa en la dignidad, en la confianza en las instituciones y en el crecimiento económico", afirma Mezouar, quien además desea "mantener unas buenas relaciones con España y el Partido Popular", aunque advierte de que "el pueblo marroquí no admite nunca que ningún partido político de ningún país vecino o amigo sobrepase algunas líneas rojas", en referencia a la religión, el rey o la integridad territorial que incluye al Sáhara Occidental, Ceuta y Melilla como territorios marroquíes. La tercera opción se refiere al conservador y nacionalista Istiqlal, actualmente al frente del Gobierno.

El Parlamento, que en teoría pasará también a tener mayores poderes legislativos, estará formado por 395 diputados, dentro de los que se incluye una lista nacional de 30 mujeres y 60 jóvenes, estos últimos todos hombres, menores de 40 años. "Como en todas las sociedades en donde no existe un avance democrático las mujeres quedamos en un segundo plano" se queja a la Cadena SER Gesmula Ebbi, diputada saharaui y cabeza de lista del Partido del Progreso y Socialismo (PPS), "aunque espero que la representatividad de la mujer ascienda en la próxima legislatura a un 15 o incluso un 20%".

Un total de cuatro mil observadores, aunque muy pocos de ellos internacionales, velarán por el buen desarrollo y la transparencia de la jornada electoral. El Consejo Nacional de Derechos Humanos (CNDH) ha acreditado también a sesenta diplomáticos de diferentes embajadas presentes en el país. En las recientes elecciones de Túnez fueron catorce mil los observadores para un total de siete mil colegios electorales. En Marruecos son cuatro mil para cuarenta mil colegios. Eso sí, estos observadores nada podrán hacer ante la tradicional quema de las papeletas que se llevará a cabo después del recuento, cuyos resultados se conocerán entre 24 y 48 horas después de que se cierren los colegios electorales.

Ninguna de esas papeletas pertenecerá a ningún miembro del Movimiento del 20 de febrero, estandarte de las protestas que llevan todo el año dando dolores de cabeza al Ejecutivo marroquí y que ha provocado este proceso de reformas. Y no será así porque han llamado al boicot de unos comicios que ven como "fachada", ya que no responden "a una Constitución democrática y una verdadera separación de poderes", afirma Omar Radi, miembro destacado del movimiento contestatario. Al boicot se han unido también organizaciones políticas como La Vía Democrática, el Partido Socialista Unificado (PSU) y el Partido de la Vanguardia Democrática y Socialista, además de los islamistas ilegalizados Justicia y Espiritualidad y Al Oumma. En la última semana, la llamada al boicot ha conseguido sacar a miles de personas a la calle para mostrar su desacuerdo "hacia unos partidos políticos que quieren instaurar un gobierno dirigido por payasos", según Betty Lachgar, joven del Movimiento del 20 de febrero.

"Gobernar es escuchar y nuestros gobiernos no escuchan" o "no votéis; todos están corrompidos" son algunos de los eslóganes que se podían escuchar en la marcha de este jueves, última antes de los comicios. Además, estos opositores también miran hacia una comunidad internacional que, según Rachid, manifestante del pasado domingo, "sabe que Marruecos no es un país democrático y que el poder legislativo está en manos del rey" sin embargo, continúa, "el peso de las manifestaciones no ha sido suficiente para exigir cambios en Marruecos o Argelia, que son países dictatoriales y todo el mundo lo sabe".

 
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