Amnistía Internacional dice que el "cambio" en el mundo árabe lo ha provocado el pueblo, no fuerzas extranjeras
El informe de la ONG determina que las protestas continuarán en 2012
"Las protestas y la represión continuarán en Oriente Próximo y el Norte de África en 2012", sentencia el informe de Amnistía Internacional (AI) Año de rebelión: el estado de los derechos humanos en la región MENA (Middle East North Africa).
El repaso a los últimos 12 meses en Egipto, Túnez, Libia, Bahréin, Yemen, Siria y en los países del Golfo, queda reflejado en 80 páginas en las que explican que, a pesar de tratarse de un movimiento de la calle, popular, en contra de la opresión y las dictaduras, hay que ser moderadamente optimista sobre el tiempo que tardarán las sociedades árabes en alcanzar sus objetivos.
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"Con escasas excepciones, los gobiernos de la zona han fracasado al no reconocer que todo ha cambiado" apunta Philip Luther, director de MENA en AI. La organización de DDHH con base en Londres ha constatado que los movimientos a favor de reformas básicas políticas y sociales han nacido de la acción de gente joven, pero también de mujeres y clases desfavorecidas que hace décadas que se mostraban sumisas a los regímenes que les oprimían. En contra de las manidas teorías de la conspiración y de la supuesta manipulación de fuerzas externas en el origen de las revueltas (en su desarrollo sí que se han constatado el juego de intereses externo, como en el caso de Libia), AI dice que "los esfuerzos de la gente saliendo a la calle" son los que obligaron a que cayeran regímenes; al rechazar los habituales "cambios cosméticos" de las antiguas dictaduras.
Egipto y Túnez
En el preocupante repaso a los gobiernos de transición Amnistía Internacional destaca que el Consejo de las Fuerzas Armadas (SCAF) en Egipto ha juzgado a más civiles en tribunales militares que durante los 30 años en el poder de Mubarak. Al menos 84 personas han muerto entre octubre y diciembre de 2011 en la dispersión de manifestaciones; y las torturas, desapariciones y humillación de las mujeres ha sido una práctica habitual de la SCAF.
Túnez ha registrado avances importantes para Amnistía Internacional. El hecho de que el expreso de conciencia Moncef Marzouki, sea hoy presidente del país es significativo, pero también reconoce que las reformas se están produciendo con lentitud, y que las familias de las víctimas de la revolución aún esperan justicia. Sin duda, la redacción del borrador de la nueva Constitución será el principal reto del primer gobierno tras Ben Ali.
Libia, Yemen y Siria
AI duda de la capacidad el gobierno de transición libio para controlar a las brigadas que terminaron con las tropas de Gadafi con la ayuda de la OTAN, y recuerda que en noviembre la ONU estimó que había 7.000 personas detenidas en cárceles controladas por los grupos que siguen estableciendo su propia ley en el país.
Los casos de Yemen y Siria son ejemplos de represión inacabada. Según AI la reacción del régimen yemení al ser cuestionado se ha cobrado la vida de al menos 200 personas en manifestaciones contra el régimen de Ali Abdallah Saleh; y en el de Bachar Al Assad otras 200 personas han muerto bajo custodia, una cifra que supera en más de un 40% a la media que había registrado el país en los últimos años.
Preocupación con datos y reacciones abusivas también en la situación de Bahréin o Arabia Saudí, donde AI constata que las manifestaciones continúan sin que los gobernantes hayan sido capaces de aplicar las reformas que exigen los ciudadanos. Confirman que a pesar de haber intentado limitar el efecto de las protestas en los países del Golfo con medidas económicas suplementarias, la gente sigue pidiendo libertad y dignidad.
La postura de la ONU
AI también se muestra crítica con las diferentes posturas de la ONU, la Liga árabes o las principales potencias del Consejo de Seguridad de la ONU dependiendo del país que vive la crisis interna. Y ponen como ejemplo que la Liga Árabe se mostró firme en el caso de Libia y en cambio dudo antes la represión en Siria, o permanece en silencio cuando se refiere a Arabia Saudí.
Entre las conclusiones del informe AI señala que la percepción de los derechos humanos ha cambiado en la región; que, a pesar de que la represión y el uso brutal e la violencia sigue siendo una práctica habitual, los ciudadanos están luchando y haciendo visibles violaciones de los derechos humanos que antes no eran cuestionadas.
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