Estadios capilares: la moda a través de los cortes de pelo de los futbolistas

Por el pelo podemos saber cuál es el estilo de cada jugador

Decir que los campos de fútbol son una pasarela de moda puede parecer una contradicción porque todos los jugadores van vestidos exactamente igual. Pero teniendo en cuenta que a través del pelo podemos saber qué estilo tiene cada persona, los estadios de fútbol se convierten en un escaparate de todas las tendencias.

David Beckham demostró hace unos años, por ejemplo, que un futbolista puede cambiar de corte, color y peinado tantas veces como la más cotizada de las modelos. Claro que a él le viene de familia: su madre es peluquera.

Actualmente, el Real Madrid tiene representación de varias tribus urbanas. Desde el archifamoso Cristiano, cresta va, cresta viene; pasando por Marcelo y su look afro; hasta el niño perfecto representado por el impoluto Xabi Alonso, o el más clásico, Kaká, con su flequillo ladeado. Que la cana es bella lo demuestra Mourinho.

En el Camp Nou destaca Carles Pujol: esos rizos perfectos a pesar de las lluvia, la nieve o tras 90 minutos de partido no son solo genética, sino que demuestran que tras esa melena hay un una cuidada hidratación. Él mismo reconoció en 2008 que ni siquiera por ganar la Eurocopa se cortaría la melena.

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Su compañero Gerard Piqué, en cambio, intenta dar un toque de actualidad a su corte de pelo incluyendo de vez en cuando un pequeño tupé en el flequillo. Guardiola, por su parte, demuestra que uno se puede quedar calvo y mantener el estilo y que no son necesarios los peluquines ni los cortes extraños: raparse al cero es lo más digno en estos casos.

Tampoco nos podemos olvidar de la melena azabache del portero suplente, Pinto, siempre perfectamente peinado, trenzas incluidas. Pero para hablar de trenzas tenemos que irnos a Inglaterra. El jugador del Tottenham, Assou Ekotto, ha llevado todas las posibles variantes de este recogido. Actualmente luce un pelo a lo afro, cual Jimi Hendrix del balón, dejando a Marcelo en una mera anécdota.

La moda, queramos o no, está por todas partes.