Las Pussy Riot encarceladas son enviadas a colonias penitenciarias alejadas de Moscú
Pedían cumplir la pena de seis años de prisión por vandalismo cerca de sus hijos pequeños
Dos de las integrantes del grupo de punk ruso Pussy Riot, Maria Aliojina, de 24 años, y Nedezha Tolokonnikova, de 22, han sido enviadas a prisiones alejadas de Moscú a pesar de que habían solicitado cumplir condena cerca de la capital para poder ver a sus hijos pequeños.
Más información
- La Justicia rusa deja en libertad a una de las integrantes de Pussy Riot
- Amnistía Internacional y autores españoles piden la liberación de las Pussy Riot
- Las Pussy Riot contraatacan
- Los vídeos de las Pussy Riot 'desterrados' de Internet por un tribunal ruso
- El Supremo ruso ordena revisar la condena de prisión de las Pussy Riot a tres meses de salir en libertad
Ambas fueron condenadas por "vandalismo motivado por odio religioso" por irrumpir en la Catedral de Cristo Salvador, la más importante de Moscú, el pasado 21 de febrero para cantar una canción en la que pedían "Madre de Dios, líbranos de Putin", en referencia al entonces primer ministro y candidato presidencial Vladimir Putin. También arremetían contra el patriarca de la influyente Iglesia Ortodoxa rusa, Cirilo.
En la última apelación, rechazada por los tribunales, habían solicitado aplazar la condena de seis años de prisión hasta que sus hijos cumplieran los 14 años y ahora han sido enviadas lejos de Moscú, según han informado sus abogados. Ambas habían alegado la cercanía a sus hijos y los riesgos de salud y de seguridad a los que estarían sometidas en una colonia alejada de la capital.
"Han sido enviadas lejos", ha explicado uno de sus abogados, Mark Feigin, en declaraciones a Reuters. Aunque Feigin no pudo concretar adónde han sido trasladadas, fuentes cercanas a las condenadas han informado a través de Twitter de que Tolokonnikova está en Mordovia, a unos 500 kilómetros al este de Moscú, y de que Aliojina se encuentra en la región de Perm, en la cordillera de los Urales, a unos 1.500 kilómetros al este de la capital. La legislación rusa obliga a las autoridades a informar a los familiares de un reo cada vez que llega a un nuevo centro penitenciario, aunque los traslados pueden durar varios días.