Ocio y cultura

Ortigueira 2013, el festival de música celta que se vive por duplicado

En la zona de conciertos del pueblo o en la zona de acampada junto a la playa, el Festival Internacional del Mundo Celta ofrece música, artesanía y mucha fiesta

La banda Bagad Glazick Kemper de Bretaña actúa en la Plaza Isabel II de Ortigueira como inauguración del 29 Festival del Mundo Celta de OrtigueiraEFE/Kiko Delgado

Colores, decenas de colores en diferentes formas y tamaños en un bosque de eucaliptos que desemboca en el mar. Esta es la estampa que desde este jueves adorna los alrededores de Ortigueira, un pequeño pueblo de la costa gallega. Pero esas innumerables tonalidades no pertenecen a la naturaleza, sino a miles de tiendas de campaña, mochilas y esterillas que surgen entre los árboles y que pertenecen a jóvenes dispuestos a vivir la música durante cuatro días (del 11 al 14 de julio). Acabamos de llegar al Festival de Ortigueira.

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Desde este jueves y hasta el domingo, Ortigueira celebra su fiesta por excelencia, un festival que ha sido reconocido a nivel nacional e internacional como Fiesta de Interés Turístico. Aunque oficialmente este Festival Internacional del Mundo Celta 2013 no arrancaba hasta este viernes, las tiendas de campaña ya se podían contar por decenas desde bien empezada la semana.

En un enclave natural en el que puedes disfrutar de la sombra de un bosque de eucaliptos típicamente gallego y del sol de la playa solo con girar la vista, son muchos los que adelantan el viaje hasta Ortigueira para aprovechar la estancia en la zona de acampada. Es el caso de Alea, que llegó el pasado lunes con la intención de "aprovechar al máximo las oportunidades que brinda esta tierra celta", porque no hay que olvidar que al fin y al cabo, se trata de eso, de recuperar durante cuatro días la música, la cultura y la gastronomía del mundo celta. Y si "encima es gratis", pues mejor que mejor.

Pero aquí se vive mucho más. Durante el día los visitantes se encuentran con dos planes alternativos y la clave está en tomar una decisión muy sencilla: pueblo o bosque. A pie, o cogiendo uno de los muchos autobuses gratuitos puestos por el Ayuntamiento, se llega al precioso pueblo de Ortigueira donde el sonido de las gaitas y los pasacalles se confunden con las voces de los muchos que se acercan a los bares. En pocos pasos nos encontramos con la música y la gastronomía; y para ver la artesanía tradicional basta con subir hasta el puerto donde aparecen decenas de puestos entre zonas verdes para descansar y una brisa marina para recordar.

Sin moverse de la zona de camping, el plan puede ser igualmente completo. "Aquí encuentras de todo, desde puestos de artesanía, hasta comida casera" reconoce Alea. "Lo mejor de todo es que son cosas hechas por los propios compañeros de acampada y eso te hace compartir y relacionarte. Es una oportunidad para aprender de otras culturas y estilos de vida".

Al caer la noche, el camping cambia súbitamente. La música celta se convierte en 'raves' de música electrónica, 'reggae' y 'drum and bass' creando una fiesta alternativa que se alarga incluso con la llegada de la luz del día y donde los recién levantados se mezclan con los que todavía no han llegado al saco de dormir.

Aunque son muchos los que deciden hacer cientos de kilómetros hasta Ortigueira para quedarse en el plan alternativo, la verdadera fiesta, o al menos la oficial, se desata cada noche entre gaitas, violines y sonidos de la cultura celta en el pueblo. "Venir hasta aquí y no subir al pueblo es una verdadera pena", cuenta Mónica. "Sé que hay mucha gente que hace esto pero creo que te pierdes muchas cosas que solo se pueden vivir por las calles de Ortigueira, junto a sus gaitas y, cómo no, están los conciertos que son la esencia de este festival", y es precisamente por esto, por lo que Mónica se apunta al plan oficial y sube cada noche hasta la zona de conciertos.

Las tablas del escenario Estrella Galicia ya han empezado a llenarse la pasada noche con músicos nacionales e internacionales y lo harán hasta este domingo 14 llegados desde Irlanda, Bretaña y Escocia para tocar hasta bien entrada la noche. Y aunque los encargados de estrenar las tablas del Escenario Galicia fueron los grupos nóveles ganadores del concurso Proyecto Runas, el plato fuerte del cartel llegó este viernes con músicos nacionales como Birimbao, Rimbó y la Escola de Gaitas de Ortigueira, que han compartido escenario en la misma noche con los irlandeses Kan y Guidewires.

Entre saltos, bailes y muchos litros de la única cerveza que se vende en los puestos del festival, la Estrella Galicia, encontramos decenas de grupos de amigos disfrutando de la música celta. Óscar es uno de ellos y tiene muy claro por qué le gusta esta fiesta. "Lo bueno de este festival es que, aunque no conozcas a los grupos, si de verdad te gusta la música celta disfrutas entre gaitas, violines y flautas; y más con los 'grupazos' que hemos podido escuchar esta noche. Pero es que además, aunque no te guste este estilo de música, no creo que haya persona capaz de no pasárselo bien aunque sea dejándote llevar por el ambiente", dice. Y es exactamente lo que ocurre. Cuando las gaitas empiezan a sonar, son pocos los que se quedan sentados y no sucumben a los bailes.

"Fiesta continua y ambiente de felicidad", añade Rafa "y eso que solo es viernes y tenemos festival hasta el domingo". Por delante la Banda Crebinsky, Bagad Glazik Kemper, Dán, Gwendal y los japoneses Harmónica Creams para volver a demostrar a sus visitantes y al resto del mundo que en Ortigueira se celebra uno de los mejores festivales de música celta del mundo.

 
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