El jefe de los servicios secretos británicos MI6, John Sawers, ha dicho este jueves ante el Parlamento y ante las críticas hacia las agencias de inteligencia que «no socavan la libertad ni la democracia» al vigilar, supuestamente, a los ciudadanos. Ha dicho también que, aunque no nos encontramos en una situación parecida a la de la Guerra Fría, el mundo actual «es muy volátil» y «cambiante» por lo que los servicios secretos deben dotarse de recursos. La intervención en la cámara británica de Sawers ha sido televisada en directo con unos minutos de retraso, hecho que se contrapone a la comparecencia a puerta cerrada este miércoles del general Sanz Roldán, director del CNI, en el Congreso de los Diputados. El terrorismo y los ciberataques orquestados por Estados enemigos son «las principales amenazas» para la seguridad nacional del Reino Unido, ha dicho este jueves ante el Parlamento británico el jefe de los servicios secretos MI6, John Sawers. En la primera comparecencia parlamentaria de los máximos responsables del espionaje británico, Sawers ha afirmado que, aunque diferente de la época de la Guerra Fría, el mundo actual «es muy volátil» y «rápidamente cambiante», por lo que los servicios secretos deben dotarse de los recursos necesarios para hacer frente a las amenazas. Andrew Parker, jefe del MI5 (servicio de espionaje interior), aseguró por su parte que las agencias de inteligencia, criticadas últimamente por vigilar supuestamente a los ciudadanos, «no socavan la libertad ni la democracia». El 11-S, un «capítulo moderno de terrorismo» Parker explicó que, desde los atentados de 2005 en Londres, «se ha extendido» la amenaza de grupos asociados con Al Qaeda, la organización que lideró Osama Bin Laden. En su opinión, los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos «inauguraron el capítulo moderno del terrorismo», lo que supuso que las agencias vieron cambiar su trabajo y aumentados sus recursos. Tanto Sawers como Parker han negado ante los diputados las acusaciones de que los servicios secretos británicos pudieron colaborar en la entrega de sospechosos para que fueran torturados en terceros países o por otras agencias. Junto a los directores del MI6 y el MI5, comparece ante la comisión de Inteligencia, presidida por el exministro conservador Malcolm Rifkind, Iain Lobban, director del servicio de escuchas GCHQ, al que se ha acusado de haber colaborado en el espionaje de Estados Unidos a través de su programa PRISM. La intervención -televisada en directo, aunque con unos minutos de retraso por si se compromete la seguridad- supone la primera vez que los máximos responsables de los servicios secretos británicos declaran en público sobre las actividades de sus respectivas agencias. La convocatoria se produce a raíz de la polémica internacional generada por las supuestas actividades de espionaje de Estados Unidos destapadas por el exanalista estadounidense Edward Snowden, actualmente refugiado en Rusia. Rifkind, exministro de Exteriores y de Defensa en el Gobierno de John Major, quiere establecer si las operaciones de los servicios secretos del Reino Unido atentan contra los derechos civiles.