Aumenta la financiación colectiva como alternativa a la banca
Sólo en 2013 el crowdfunding ha movido en España 30 millones de euros, más del soble que el año anterior
Es un juego de mazmorras, con monstruos y villanos. Sus protagonistas son el bárbaro, el enano, el elfo y el mago. Los cuatro nacieron en los años 80 y sus historias transcurren siempre dentro de un tablero. El HeroQuest es un juego de mesa que vuelve a producirse gracias al apoyo de miles de mecenas. La propuesta de relanzar ejemplares de este juego de mazmorras ha conseguido una de las financiaciones más altas en la historia del crowdfunding en España, 680.000 euros. Más de 12.000 personas han aportado su micro donación y el proyecto de unos chicos sevillanos, propietarios de la empresa Gamezones Miniatures, se ha hecho realidad. "Esto nos da salud, como empresita, para saber que tenemos cuatro o cinco año para contratar gente, sacar más material, seguir creciendo... Nos da un empujón económico que no hubiéramos conseguido de otra manera", apunta Dionisio Rubio, uno de los líderes del proyecto.
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El micromecenazgo es una fórmula de financiación colectiva que consiste en la aportación de pequeñas cantidades de dinero, por parte de particulares y a través de Internet, para subvencionar diferentes ideas. El año pasado se invirtieron cerca de 30 millones de euros, y se financiaron entre 5.000 y 6.000 nuevas propuestas, según datos de la Asociación Española de Crowdfunding. "El micromecenazgo es una financiación alternativa a la banca", apunta Xabier Olivella, presidente de la patronal. En 2012 la inversión en financiación colectiva movió 12 millones de euros, según la asociación. Es decir, en un año la cantidad invertida ha aumentado un 150%.
Existen diferentes tipos de crowdfunding. El más conocido es el de recompensas o donaciones. En este caso, se financian proyectos con pequeñas cantidades de los mecenas, y pueden recibir una compensación material, como el libro o el disco de música que se esté financiando, o simplemente aportan una donación sin ningún tipo de recompensa. Este es el caso de Adolfo Moreno, madrileño de 29 años, que pudo publicar su primera novela, La mirada: Un viaje al corazón marroquí, gracias a más de 150 mecenas. "En siete días conseguí 2.700 euros para pagar los gastos de impresión y realizar una primera tirada de 500 ejemplares", indica Moreno. "Estos proyectos son muy emocionales, la gente se interesa por ellos y desinteresadamente aportan lo que pueden", apunta Olivella.
Pero los mecenas no sólo llegan al ámbito cultural. Ciencia, solidaridad, política... Cada vez son más quienes encuentran apoyo a sus ideas a través de la financiación colectiva. "Queríamos que toda nuestra financiación dependiera de la gente y el mecanismo que usamos para articular todo fue el crowdfunding. Compramos la camioneta de campaña, alquilamos un local, pagamos a la empresa que nos organiza los diferentes eventos de las elecciones primarias... Ha sido una experiencia magnífica, han respondido de manera muy rápida y hemos cumplido todos los objetivos que nos marcamos", explica Pablo Iglesias, cabeza de la nueva formación política Podemos. Con estos tres proyectos han conseguido cerca de 28.000 euros.
Los otros tipos de micromecenazgo son empresariales. Existe el conocido como Equity Crowdfunding donde particulares financian empresas y se convierten en accionistas. La última modalidad es el Crowdlending. En este caso, los interesados prestan sus ahorros a diferentes empresas con un tipo de interés y cada mes les devuelven esa inversión, igual que un banco. Esta es la forma más arriesgada.
En España hay varias plataformas que se dedican a poner en contacto a los inversores con las empresas. "Llevamos 3 años y hemos creado 57 nuevos negocios". Javier Villaseca es el fundador de la primera plataforma en Internet de Crowdlending, Socios Inversores. Un proyecto que ha movido, desde que apareció, "más de siete millones de euros" financiando empresas.
El riesgo en este tipo de operaciones es elevado, según indica Villaseca, porque el dinero del inversor depende de si la empresa va mal, o no. Por eso, desde esta plataforma indican que la clave está en diversificar, "destinar pequeñas cantidades a diferentes empresas". La inversión media de los particulares en Socios Inversores está en torno a los 44.000 euros.
Frances Padilla trabaja como gestor para una empresa y ya ha invertido más de una vez mediante Crowdlendig en la plataforma Airboribus. "Los proyectos son realidades que se formalizan y se recupera el dinero, tú ves en tu cuenta que te devuelven la cuotas establecidas en el préstamo. Pero habrá que ver cómo evoluciona", señala Padilla.
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