El PP cree que los candidatos a liderar el PSOE "no tienen ningún peso"

Para muchos populares es un desastre para España que Alfredo Pérez Rubalcaba se vaya. Consideran que con cualquiera de los aspirantes a sucederle tendrán más dificultades para acordar los grandes temas de Estado. Aunque los dirigentes conservadores consultados por la SER también piensan que la radicalización del PSOE les puede venir bien para movilizar más a su electorado.

Cuando a los cargos populares se les pregunta por la situación que atraviesa el PSOE, todos acuden rápidamente a la respuesta tipo: "Son temas internos de un partido, en los que no nos metemos, como no nos gustaría que se entrometieran en los nuestros". Es lo que también vino a decir hace unos días el presidente del Gobierno, cuando en la Moncloa los periodistas quisieron saber qué opinaba de la decisión de Susana Díaz de no presentarse a la Secretaría General de los socialistas.

Pero, lo cierto, es que en cuanto no hay un micrófono o una cámara cerca, en el PP opinan, se desatan los comentarios y son bastantes duros en su diagnóstico. Están preocupados. Creen que es un tema que transciende las filas socialistas, que afecta a España porque están en riesgo los asuntos importantes.

Para ellos los candidatos que se han postulado hasta el momento "no tienen ningún peso". "Y menos aún para afrontar un momento tan delicado como el que se está viviendo, en pleno proceso de recuperación económica y con un proceso soberanista sobre la mesa", dice un diputado.

Cuando tanto a él como a sus compañeros se les recuerda que José Luis Rodríguez Zapatero era un desconocido y llegó hasta la Moncloa, todos hacen hincapié en que esa es una de las razones por las que llevó a nuestro país a la crisis. Consideran que no se puede dejar una formación en manos de alguien sin experiencia.

En cuanto a los nombres, muchos creen que el mayor peligro es Pedro Sánchez porque tiene "buen cartel y no tiene mácula". Y la mayoría de las críticas recaen sobre Eduardo Madina. En el Partido Popular aseguran que su postura es la de un "sectario y extremista" y temen que finalmente sea él quien se haga con las riendas. Opinan que, de ese modo, se rompería por completo la interlocución en los grandes temas de Estado.

Aunque en las filas conservadoras consideran que su figura también les puede beneficiar de cara al futuro. "Entre el radical y el de la coleta podemos movilizar aún más a los nuestros. Alertarles del peligro que supone para nuestro país que la izquierda gane peso", dicen en Génova. "O yo o el caos", añade un parlamentario.

El PP ya ha olvidado la situación que vivió en el Congreso de Valencia, tras la derrota electoral de 2008, donde todos los días los unos y los otros se lanzaban cuchillos. Ahora hay diferencias y críticas internas pero Rajoy utilizó la mayoría absoluta para imponerse. Todos esperan aguas revueltas en unos años y creen que entonces muchos querrán jugar a sus cartas. De hecho en el partido ya hablan de Alberto Núñez Feijóo, de Soraya Sáenz de Santamaría o de María Dolores de Cospedal.

Pero hasta que ese día llegue, en el Gobierno y en el PP están pendientes de ver qué ocurre en el congreso del PSOE. Para la mayoría de los cargos populares es un desastre que Alfredo Pérez Rubalcaba se vaya. Primero, porque les venía muy bien para seguir explotando lo de "la herencia recibida". Y, segundo, porque sabían que podían contar con su respaldo para los acuerdos básicos.

El día que salió adelante la ley de abdicación del rey, los populares le agradecieron el respaldo y le aplaudieron mucho. "Cada vez que lo hacemos, pienso que le hundimos más", dijo a la salida del Congreso un parlamentario. Para otros era necesario porque había realizado "su último servicio a España".