'Bigfootología', la ciencia que lleva casi 40 años estudiando el mito
Una de las tesis para defender la existencia del Pies Grandes es que criaturas similares aparecen en la literatura y el imaginario popular a lo largo de la historia
Pese a tener que hacer frente al escepticismo de gran parte de la sociedad, setenta científicos de todo el mundo llevan casi 40 años estudiando las características de la mítica criatura Pies Grandes o Bigfoot, lo que ha dado lugar a una disciplina bautizada como "Bigfootología".
"A diferencia de otros investigadores sobre el Bigfoot, nosotros partimos de la seguridad de que el Bigfoot existe, así que nos centramos en estudiar sus hábitos y clasificación en el mundo animal", explica en una entrevista con el estadounidense Rhettman Mullis, presidente y fundador de la 'Bigfootología'.
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El noroeste de Estados Unidos y especialmente el estado de Washington, donde tiene su sede la 'Bigfootología', es una de las zonas consideradas epicentro de las historias sobre el Bigfoot, y son muchos los vecinos que aseguran haber visto en alguna ocasión a esta mítica criatura escondida entre sus frondosos bosques.
La película de Patterson-Gimlin (también conocida como 'la película de Patterson'), es la imagen más famosa sobre un supuesto 'Bigfoot', fue filmada el 20 de octubre de 1967, por Roger Patterson y Robert "Bob" Gimlin, cerca de un afluente del río Klamath. La película ha servido tanto para desacreditar como para autenticar la existencia del animal.
"Es imposible, a día de hoy, calcular cuántas de estas criaturas hay en el mundo, pero según mis estimaciones, sólo en Norteamérica viven actualmente unos 100.000 ejemplares", indica Mullis, psicólogo de profesión y fascinado por la figura del Bigfoot desde que vio un ejemplar por primera vez siendo un niño.
"Yo he visto al Bigfoot con mis propios ojos. Fue en 1977 en el Estrecho de Puget (Washington, EE. UU.) y eso cambió mi vida para siempre", asegura el presidente de esta disciplina, cuyos setenta miembros han recopilado "infinidad de muestras", entre ellas huellas y pelo, a lo largo del tiempo que les han permitido estudiar las características del Bigfoot.
La 'Bigfootología' cuenta actualmente con setenta miembros oficiales distribuidos entre Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido, Rusia y Australia, la mayoría de ellos científicos especializados en genética, primatología, zoología y biología, y uno de sus principales objetivos es lograr clasificar al Bigfoot dentro del mundo animal.
"Los Bigfoot están relacionados tanto con los humanos como con los simios. El tipo de pelo es el propio de los humanos y caminan como los humanos, pero sus brazos son largos y sus piernas cortas como en el caso de los simios", apunta Mullis.
Además, los bigfootólogos también han logrado establecer ciertos patrones de comportamiento sobre estas criaturas como por ejemplo que, pese a que en la mayoría de imágenes captadas en las que presuntamente aparecen Bigfoots estos aparecen solos, son animales que viven "en grupos familiares de entre cuatro y cinco miembros".
En cuanto a la dieta, los Bigfoot cazan de la misma manera que cazan otros monos, aunque también se alimentan de frutas salvajes y, por lo general, "comen aquello que encuentran".
Como "son animales muy curiosos", los bigfootólogos organizan acampadas regularmente en la montaña para tratar de atraer a los Bigfoots durante la noche e interactuar con ellos.
El término inglés Bigfoot (literalmente Pie Grande) sólo se usa desde finales de la década de los 50, pero Mullis asegura que existen pruebas documentadas de encuentros con estas criaturas en todo el mundo desde hace más de mil años.
"Los romanos documentaron la existencia de estas criaturas, también William Shakespeare y el expresidente de EE. UU. Theodore Roosevelt. Lo que ocurre es que hay gente que no quiere aceptar estas pruebas y niegan su existencia, para no abandonar así su zona de confort", sostiene.
Una de las tesis que Mullis esgrime para defender la existencia del Bigfoot es que criaturas similares aparecen en la literatura y el imaginario popular de muchas poblaciones distintas del mundo a lo largo de la historia, por lo que les ha dado diferentes nombres como Sasquatch, como las llamaban los nativos americanos, o Yeti.
"Bigfoot, Sasquatch y Yeti son la misma criatura, un ser al que se ha llamado de muchas maneras distintas en diferentes partes del mundo y a lo largo de diferentes momentos históricos. Pero las historias son siempre las mismas", concluye Mullis.