"Cuba debería servir como inspiración para países más desarrollados"

Madrid

La embajadora de EEUU ante Naciones Unidas Acaba de regresar de Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, los países más afectados por el ébola. En entrevista telefónica con la Cadena SER, Samantha Power alerta de que la situación sigue siendo muy complicada: “Se te rompe el corazón al ver a padres separados por una valla de sus hijos, a los que no pueden tocar ni abrazar porque se han contagiado. La gente que sigue muriendo a gran velocidad. Especialmente en las zonas más afectadas de estos países sigue habiendo una gran carencia de recursos y capcidades”.

Escucha un resumen de la entrevista:

Pese a todo, también reconoce algunos avances. En Liberia, su país ha instalado un laboratorio móvil gracias al cual las pruebas de diagnóstico que antes tardaban hasta una semana, ahora se hacen en 3 horas. En Freetown, la capital de Sierra Leona, gracias a la colaboración del Reino Unido los entierros se hacen ya de forma segura en un 98% de los casos, cuando hace tan sólo unos días, había riesgo de contagio en 7 de cada 10 sepelios.

Estos avances se han conseguido por lo menos en parte, gracias a la colaboración internacional, en personal y en recursos finacieros, pese a que gran parte del dinero comprometido ante la ONU no se esté materializando aún. “Estaremos vigilantes porque es algo recurrente, los países hacen grandes promesas en las Conferencias y luego se desentienden. Eso es algo que no puede suceder en este caso, estamos ante algo que nunca antes ha pasado, es la mayor emergencia sanitaria global que jamas hayamos visto”.

"Los países hacen grandes promesas en las conferencias y luego se desentienden"

Por eso, Samantha Power pide la colaboración de todos: “Los medios de comunicación, las ONG y los ciudadanos tienen un papel importante que jugar, exigiendo a sus gobiernos que cumplan lo prometido en cuanto a financiación”.

Cuba como ejemplo

Entre todos los países que están ya colaborando de forma activa, la representante de Obama destaca el papel de Cuba: “Una isla pequeña y lejana, con unos 11 millones de habitantes, va a mandar cerca de 500 efectivos. Debería servir como inspiración para que países más desarrollados, que tienen más recursos, y más personal médico, hagan lo mismo.” Nigeria, que al poco de superar el brote también va a mandar a cientos de trabajadores sanitarios, y Reino Unido son los otros dos países que destaca.

"Cuba debería servir como inspiración a países más ricos"

En cuanto a España, Samantha Power, anima a nuestro país a asumir un compromiso mayor: “Lo que estamos viendo es sólo el principio de la mayor movilización sanitaria de la Historia. Espero que España pueda ser parte de esto porque creo que en 20 años nuestros hijos y nietos nos preguntarán dónde estábamos cuando el ébola trataba de destripar África Occidental, y amenazaba al resto del mundo".

"Todos deberíamos ser capaces de describir exactamente qué estábamos haciendo y sentirnos orgullosos de haber contribuido a terminar con el virus”

El miedo es el enemigo número 1

La embajadoras estadounidense ante Naciones Unidas lanza en todo caso un mensaje de tranquilidad ante el uso que los militares de su país harán de las bases en territorio español: “Aseguro a los españoles que no hay riesgo de transmisión. Las tropas americanas que están trabajando en Liberia están tomando todas las precauciones, así que están ayudando a combater el virus sin poner en riesgo a la población es España”.

"El temor es el mejor amigo del virus"

Ese miedo, que en sus propias palabras “es el enemigo número 1 en la lucha contra el ébola, y el mejor amigo del virus”, ha provocado también que en algunos Estados de su país se ponga en cuarentena a viajeros que regresen de los países afectados aunque no presenten síntomas. Ni ella, ni el gobierno central de Washington comparten esas medidas: “Obama ha sido muy claro. La seguridad de los ciudadanos estadounidenses es extremadamente importante y la major manera que tenemos de garantizarla es combatiendo el ébola en su origen”.

Para conseguir ese objetivo insiste en la necesidad de inundar la región con recursos para proteger a la población local y al mismo tiempo garantizar que el virus se mantiene bajo control y no se sigue expandiendo. “Los trabajadores internacionales son parte crítica de la solución y no queremos ver nada que pueda suponer un obstáculo para que un doctor o una enfermera se suban a un avión, y dejen a su familia para ir a uno de los países afectados a tratar a los enfermos”, concluye.