Primer aterrizaje en un cometa

Madrid

 El módulo de la sonda Rosetta ha completado con éxito una maniobra espacial que nunca antes se había intentado: aterrizar en la superficie de un cometa. Su misión: buscar los “ladrillos” de la vida, porque se cree que estos cuerpos celestes trajeron el agua al planeta Tierra y, con ello, las primeras moléculas que hicieron posible la aparición de la vida.

Tras su separación de la de la sonda Roseta, el módulo Philae ha tardado unas siete horas en aterrizar sobre la superficie del cometa 607P, un hecho histórico como reconocía a la Cadena SER Michael Küppers, del Centro de Operaciones Científicas de Rosetta en Madrid.

El punto de aterrizaje se llama "Agilkia" y está situado cerca de una depresión llena de rocas que caracteriza al más pequeño de los dos lóbulos del cometa, que tiene la forma de un "pato" y mide casi 5 kilómetros.

Los científicos de la ESA (la Agencia Espacial Europea) han elegido este área porque es la que presentaba menos problemas geológicos. No en vano,  la mayor parte de la superficie de este cometa está cubierta de rocas (algunas, incluso, del tamaño de una casa) y de grandes acantilados.

Misión complicada

El módulo de aterrizaje sólo cuenta con una autonomía de dos días y medio. Después el desarrollo de su misión dependerá de la capacidad de recarga de sus paneles solares, que, a su vez, dependen de la cantidad de polvo que reciban desde la superficie del cometa.

La sonda europa Rosetta fue lanzada en el año 2004 y tiene una misión histórica: estudiar, por primera vez, la superficie de un cometa. Y su trabajo puede ser crucial porque los astrofísicos consideran que estos cuerpos celestes están formados por un material más primitivo que el de los planetas y, por lo tanto, conocer su composición podría aclarar el origen de la vida en la Tierra.