Montánchez, capital mundial de la antropología alimentaria
La localidad extremeña acoge esta semana una reunión mundial de antropólogos especializados en alimentación, con Internet y las redes sociales como centro del debate
Madrid
¿Por qué los mayores expertos del mundo de la antropología alimentaria han decidido reunirse en Montánchez, un pequeño pueblo de la provincia de Cáceres? “Para integrarnos mejor en el paisaje cultural y social. En un lugar así, la acogida es más cálida”, dice Xavier Medina, uno de los organizadores.
El congreso de la Comisión Internacional de la Antropología de la Alimentación (ICAF) es un foro en el que 60 expertos intercambian estudios e impresiones acerca de temas tan variados como la publicidad, el activismo o el hambre. En esta edición, la número 39, el tema central es Internet y las redes sociales.
“Nos hemos dedicado a observar las transformaciones de la alimentación en un mundo ya casi completamente virtual”, explica Medina, quien además dirige el Departamento de Food Systems de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y la Cátedra Unesco de Alimentación, Cultura y Desarrollo.
“Hoy en día mucha gente le hace fotos a la comida antes de comérsela. Si ves a alguien haciendo posturas increíbles en una mesa es porque está intentando fotografiar el plato”, señala. “Compartimos lo que comemos de forma muy diferente y el acceso a las recetas o al conocimiento de los alimentos se produce, cada vez más, a través de Internet”.
Como muestra de su propia tesis, las comidas de los participantes en el congreso pueden verse en distintas redes sociales, como Twitter o Instagram, con el hashtag #icafmontanchez2014.
A los antropólogos de la alimentación les interesa todo lo relacionado con la alimentación visto desde un punto de vista económico o sociopolítico y es de eso, de hecho, de lo que trata el estudio Alimentación y migraciones en Iberoamérica, presentado en Montánchez por Medina.
“Hemos analizando los cambios de patrón alimentario en distintos grupos de América Latina y Europa, y hemos visto que los migrantes van adaptándose de forma relativamente rápida a la alimentación del sitio donde residen, aunque intentan mantener sus costumbres, sobre todo, durante las reuniones sociales y las celebraciones”, detalla.
En Montánchez se ha hablado ya del fenómeno TripAdvisor y también, gracias a uno de los responsables de MasterChef en Italia, de la presencia de la cocina en la pequeña pantalla. Pero los antropólogos no ignoran que, quizás, el mayor reto al que se enfrentan es el hambre en el mundo.
“Las redes sociales no se usan solo para recomendar restaurantes. La alimentación es muy poliédrica y uno de los puntos de análisis está siendo el hambre”, aclara Medina. “Buena parte de la actuación de la FAO se produce ya de forma y hay redes sociales que se ocupan de paliar ciertas necesidades. Ayer se presentó una página sobre la memoria del hambre que recoge testimonios históricos y actuales de distintas partes del mundo, por ejemplo”.
Pero, ¿qué conclusiones podemos sacar, por el momento, de la interacción entre las redes sociales y el mundo de la gastronomía? Medina cree que hay “una cierta burbuja” que, al mismo tiempo, confirma “lo importante y lo social que es la alimentación”.
También observa un doble efecto producido por el acceso a la información que ha hecho posible Internet: “Es cierto que, en base a modas, se han homogenizado las cartas de algunos restaurante, pero también ha aumentado el interés en lo local y lo tradicional. Todo forma parte del mismo movimiento”.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...