Dulces y delantales como homenaje al lápiz de 'Charlie Hebdo'
Tuits solidarios, gorros rotulados con el hashtag #JeSuischarlie y hasta dulces con mensaje: así son algunas de las muestras de solidaridad llegadas desde el mundo de la gastronomía
El cocinero oscense Rubén Pertusa ha optado por solidarizarse con 'Charlie Hebdo' con un turrón de chocolate y café, almendras de Bolea y orejones. / RUBÉN PERTUSA
Madrid
La matanza terrorista perpetrada hace una semana en París ha despertado innumerables muestras de solidaridad a las que, de maneras muy dispares, también se han sumado chefs, pasteleros y empresarios del sector de la hostelería en general.
El alicantino Paco Torreblanca, uno de los grandes maestros de la cocina dulce, fue uno de los primeros en reaccionar al atentado en las redes sociales:
El chef Diego Guerrero, del estrella Michelin dSTAgE, captó con su teléfono el letrero solidario de uno de las cafeterías más emblemáticas de Madrid: el Café Comercial.
En el restaurante Emeraude, ubicado en el barrio de Les Epinettes, al norte de París, optaron por rotular sus gorros y posar con la portada del periódico Libération.
En otro restaurante parisino, el Arpege CNIT, situado en el centro de la ciudad, decidieron plasmar su homenaje en cada ticket.
Las tiendas de productos gourmet Italia Corner ha decidido combinar el lema #JeSuisCharlie con otro igual de pacifista, pero más afín:
La panadería Boldú de Barcelona también ha querido solidarizarse con las víctimas del atentado terrorista llenando su escaparate de boldumans con mensaje.
El cocinero aragonés Rubén Pertusa, por su parte, no solo ha elaborado un turrón de chocolate y café, almendras de Bolea y orejones, en homenaje a las víctimas de Francia, sino que anima a sus colegas de profesión a hacer lo propio.
Una de las primeras en responder al llamamiento de Pertusa ha sido, desde Teruel, la productora de mermeladas Manuela Lisbona, de El Ababol.
¿Qué será lo próximo? ¿Dónde está el límite? De momento el periodista gastronómico Pau Arenós, autor de obras como La cocina de los valientes o Los once, ya ha dejado por escrito su temor a que la frivolización con el asunto degenere en la producción masiva de souvenirs.
