Aquí no hay tomate
El tándem Semilla Nativa - El Escaparate llena el madrileño Mercado de Antón Martín de batidos verdes, productos ecológicos y frutas de temporada muy poco convencionales
Madrid
De lejos puede parecer una frutería normal y corriente, pero no lo es. Quien se acerque al puesto de los números 35 y 36 del Mercado de Antón Martín, en Madrid, verá maíz morado, acelgas de colores, media docena de variedades de cebolla y varias hortalizas a las que no sabrá ponerle nombre.
También verá una licuadora para hacer batidos y otra máquina parecida (pero mucho más cara) que sirve para extraer jugos en frío. Lo que no verá serán tomates. “Solo trabajamos con productos de temporada, ecológicos y de muy alta calidad”, cuenta María José Gil.
Y es que el puesto de los números 35 y 36 cuenta desde hace un mes con unos inquilinos peculiares. Se hacen llamar El Escaparate y no son una frutería, ni una carnicería, ni un centro de degustación, pero a la vez pueden ser todo eso porque su razón de ser consiste en albergar y promocionar a otros. En enero y febrero, por ejemplo, dan cobijo a Semilla Nativa, la empresa que gestiona María José Gil.
"Los fruteros del mercado están encantados con nosotros porque atraemos a clientela de otros barrios", señala Elena Condorcio, de El Escaparate. Su propósito es dar a conocer "productos especiales, atípicos a veces". Y en esa definición encajan los de Semilla Nativa.
"El maíz morado es un producto que tradicionalmente ha existido en los pueblos de España, pero que no se ha puesto en valor", explica Gil, que es ingeniera agrónoma y ha trabajado durante años en Ecuador. "No es que nos hayamos inventado el agua tibia", añade. "Este viene de Tudela, por ejemplo, pero en Madrid no están acostumbrados a verlo".
Además de ser el ingrediente base de unas palomitas diferentes, la responsable de Semilla Nativa explica que el maíz morado, al igual que otros "productos oscuros" que también forman parte del escaparate, como los nabos o las zanahorias, suelen tener más propiedades antioxidantes.
A la acelga roja le ha pasado algo parecido. "Al ser menos productiva o resistente a las heladas, se ha ido dejando", explica. Solo que en este caso "el color rojo intenso indica un alto contenido en hierro".
Las cajas de Gil están llenas de historias. "La mayoría de los productores son familias supercomprometidas con el medioambiente. Gente que entiende que su función es la conservación del suelo y de los recursos naturales", explica.
"Están fuera de toda subvención y también del mundo de los seguros agrarios, así que asumen riesgos bastante altos. Apuestan por un mercado alternativo que sea respetuoso con sus ritmos, sus precios y sus formas de producir. Por eso queremos acercarles a una comercialización directa, para contar con fuentes económicas independientes".
Muchos de esos productores combinan negocios de turismo rural con explotaciones agrarias de no más de dos hectáreas, pero en este caso el tamaño no está reñido con la innovación. Desde Mota del Cuervo (Cuenca), por ejemplo, Lilliput Living Foods está apostando fuerte por la hierba de trigo ecológica.
"Les está costando desarrollarlo, pero creemos que dentro de poco tiempo tendrán una demanda muy superior porque los zumos verdes van a revolucionar el mercado este año", sostiene Gil. "Gwyneth Paltrow va siempre con su frasquito y EE UU exporta imágenes".
"La hierba de trigo es un germinado más, pero tiene una cantidad especial de minerales y cuando se toma extractado, sin fibra, los absorbes inmediatamente. Además contiene probióticos y eso ayuda a que el intestino funcione mejor, reforzando nuestro sistema inmunitario".
El plan inicial era vender todos esos productos en formato líquido, combinados por un experto en coctelería, pero el éxito de la propuesta, según cuenta Condorcio, les ha obligado a vender frutas y verduras a granel: "¿Alcachofas? ¡No nos queda ni una!".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...