Ciudadanos aspira a que la Cataluña de Arrimadas impulse la España de Rivera

Barcelona

Ciudadanos nació para combatir, sin complejos, al nacionalismo catalán. Convertirse en segunda fuerza, por detrás de la lista independentista de Junts pel Sí, les permitiría asumir definitivamente ese papel y presentarse, frente a PP y PSOE, como el partido más español en Cataluña. Adelantar a Podemos supondría ganar una etapa en la carrera por abanderar la regeneración política en el conjunto de España.

Las expectativas son altas. Tras conseguir tres diputados en 2010 y nueve en 2012, ahora todas las encuestas creen que como mínimo duplicarán sus resultados y podrán obtener entre 17 y 23 escaños. El objetivo es conseguir la plata y, si la aritmética electoral lo permite, formar un gobierno alternativo al de Mas y Romeva con su candidata al frente de la Generalitat. Para ello tendrán que contar con el apoyo del resto de fuerzas constitucionalistas.

La participación es clave en estos comicios y esperan que este dato se sitúe por encima del 70 %. La formación emergente ha llamado al voto masivo durante la campaña para intentar que los resultados se parezcan más a los de unas elecciones generales que a los de unas autonómicas. “Como en las grandes elecciones, en las que hubo cambio” recordaba un dirigente del partido este jueves tras un desayuno informativo en Madrid.

Los de Albert Rivera empezarán a hablar de pactos a partir de mañana. Ya han dejado claro que solo formarán gobierno con otros si es para que Inés Arrimadas se convierta en presidenta de la Comunidad. En el partido creen que a PP y PSC no les queda otra que asumir sus condiciones. “Ha pasado su momento”, asegura un miembro de la Ejecutiva. “Ellos verán si permiten que los que quieren romper España vuelvan a coger las riendas de Cataluña”.

El mismo mensaje manda Albert Rivera a Pablo Iglesias. “A partir del 28 tendrá que hacerse la foto, […] entonces veremos si están o no cerca de los independentistas”. En Ciudadanos creen que Podemos es la formación que tiene una gestión más difícil del escenario post electoral. “Catalunya Sí que es Pot va a pagar las consecuencias de la ambigüedad […] En este escenario no caben medias tintas; o contra el rupturismo o con él”, dice un miembro de la lista catalana.

Ni Rivera ni Arrimadas han querido públicamente entrar en el debate de qué debe hacer el gobierno el día después del 27-S si Artur Mas sigue adelante con su proyecto. No quieren dar por perdido el partido antes de jugarlo. En privado tampoco concretan. Aunque aseguran que no son partidarios de suspender la autonomía piden que el Estado utilice mecanismos para frenar la posible separación de Cataluña del resto de España.

A la sombra de Rivera

Inés Arrimadas, desconocida por el 70 % de los votantes catalanes según el último CIS, ha buscado la protección y el carisma de su mentor Albert Rivera para mostrar un perfil bajo durante la campaña. La candidata ha evitado cualquier polémica y ha hecho casi de telonera de su líder nacional, que cerraba cada mitin. Él lo justifica asegurando que al contrario que Rajoy o Pedro Sánchez, sí siente que estos comicios son realmente importantes.

Ciudadanos ha aprendido de los errores de la última campaña autonómica y municipal cuando protagonizó algunas de las polémicas más comentadas. El partido se ha esforzado en no dar armas a los adversarios, como cuando Rivera dijo que la regeneración política solo podía estar en manos de gente nacida en democracia. Esta vez han dejado que los bailes de Iceta o las dudas de Rajoy con las nacionalidades se lleven todos los titulares de portada.