Por qué nos duele la cabeza después de beber ciertos vinos
Sin motivos para la resaca, ¿da igual que sea blanco, tinto o espumoso? Sulfitos, histaminas, azúcar... Contrastamos la explicación de los 'cuñaos' que leen foros de Internet con los argumentos de la ciencia
Barcelona
¿Quién no ha oído alguna vez a alguien quejándose de que, después de tomar vino, le ha empezado a doler la cabeza? Y no nos referimos a las molestias propias de una resaca sino a un tipo de jaqueca muy particular que aparece, solo en algunas ocasiones, pero ya tras la primera copa.
Basándose en la información disponible en foros y páginas como Yahoo Respuestas, los cuñaos de España suelen hablar del exceso de azúcar y de los sulfitos, esa sustancia que, tal y como consta en la etiqueta, contienen muchos los vinos. Pero, aunque puede haber personas que sean alérgicas a los sulfitos, la evidencia científica va por otro lado.
La dietista-nutricionista Lucía Martínez (Dime qué comes) descarta lo del azúcar porque ni siquiera un cava dulce se acerca a los refrescos. Dependiendo de la sensibilidad de cada uno, el alcohol puede generar "cefalea tensional", pero si los efectos se dan con el vino y no con destilados puede que la explicación tenga más que ver con las histaminas, presentes especialmente en el tinto y los espumosos.
Pero las histaminas no solo están presentes en el vino, así que también pueden ser las responsables de cierto malestar tras la ingesta de carnes ahumadas, quesos curados o incluso cítricos.
El científico JM Mulet, autor de Comer sin miedo, señala que todos los vinos contienen sulfitos [aparecen durante la fermentación, aunque en algunos casos se añaden más para estabilizar el contenido de la botella] y recurre a las conclusiones de un metaestudio publicado por la revista Headache [dolor de cabeza] en 2014: "Hay abundante literatura médica sobre el mundo del vino, pero lo habitual es que sea poco rigurosa".
Las alusiones a este asunto ya aparencen en textos del filósofo griego Celso, pero según el estudio citado por Mulet, la ciencia solo ha constatado migrañas vinculadas a un pequeño consumo de vino tinto (ni blanco ni espumosos) en menos del 30 % de la población, por lo que, más allá de las explicaciones mencionadas, aún queda mucho por hacer.
Y pasando de la teoría a la práctica, ¿es el posible dolor de cabeza un factor determinante a la hora de comprar vino? Mayte Santa Cecilia, responsable cuatro tiendas en Madrid, lo niega. "¡Si fuese así, los clientes no volverían!". Pero al mismo tiempo reconoce que, precisamente por las teorías que vinculaban las jaquecas a los sulfitos, la tendencia del sector está muy encaminada hacia un uso mínimo de estos compuestos, destacando la proliferación de los vinos naturales o biodinámicos.
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...