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San Valentín

10 errores gastronómicos que pueden arruinar tu día de los enamorados

Tanto si cenas en casa o como si sales fuera, conviene que los tengas muy presentes

Preparar un corazón de huevo frito sin molde y con un probable exceso de pimienta es jugársela bastante... / REINDEER350 / INSTAGRAM

Madrid

Nos acercamos al 14 de febrero, día de San Valentín, patrón de los enamorados. Una fecha que los hosteleros tienen marcada en rojo y que muchas parejas asocian, de una forma u otra, a la celebración gastronómica. Cajita de bomboones, cena en casa, visita al restaurante de moda... La comida es amor, pero tanto si es vuestra primera cita como si ya lleváis un tiempo juntos, hay errores que debéis evitar.

1. Ir a un restaurante sin reserva

¡Craso error! San Valentín es uno de los días en los que más gente sale a cenar por ahí. De hecho, según un estudio de la web de reservas ElTenedor, seis de cada 10 encuestados afirma que celebrará el día de los enamorados y el plan elegido por el 91 % de ellos va a ser una velada romántica junto a su pareja... ¡en un restaurante! Así que, si no quieres arriesgarte a acabar en el peor garito del barrio, ¡reserva ya!

2. Comer cosas con ajo

Solo a un chef despechado se le ocurriría servir platos con mucho ajo en San Valentín porque, como todo el mundo sabe, es un gran repelente de besos. La explicación científica tiene que ver con dos moléculas —alina y alinasa— que, al juntarse, se transforman en un disulfuro de dipropenilo. Pero eso, llevado a la práctica, resulta muy sencillo: ni allioli, ni pollo al ajillo ni sopa de ajo.

3. Cuestionar que tu pareja sea vegana

Media España sigue hablando del último Salvados, dedicado a las granjas de cerdos, pero si descubres que tu cita del 14 de febrero sigue una dieta vegana, quizá sea mejor aplazar esa conversación. Ambos podréis desplegar argumentos convincentes, pero es muy probable que, en vez convenceros mutuamente, acabéis hasta las narices y con ganas de ir a dormir lo antes posible.

4. Jugártela con el picante

Lo picante (en el sentido puramente gastronómico del término) es un arma de doble filo: puede maravillar... o causar molestias estomacales. La tolerancia de cada cual es muy distinta y los que no están acostumbrados a echarle chispa a sus platos se pueden llevar un buen disgusto por culpa de la pimienta, el tabasco o la sriracha, así que en los restaurantes asiáticos y latinos conviene estar especialmente atentos.

5. Cocinar TODO con forma de corazón

Brindarse a cocinar debe ser visto como un acto de valentía y una demostración de cariño, pero de la misma forma que lo dulce agrada y lo empalagoso disgusta, un exceso de cursilería gastronómica puede resultar contraproducente. El Homo sapiens se caracteriza, entre otras cosas, por la capacidad de darle forma de corazón a todo lo imaginable. De acuerdo, sería mejor no demostrarlo...

6. Desoír el consejo anterior y hacerlo sin molde

Si lo del corazón te parece imprescindible, ¡al menos hazte con unos cuantos moldes! Que se te dé bien el dibujo no significa que las leyes de la física vayan a respetar tu obra así que, salvo que carezcas sentido del ridículo y te lo tomes a guasa, no hay nada más triste que un corazón con malformaciones.

7. Empacharse de estrellas

Los de la Guía Michelin tienen buen gusto y, si vas a un restaurante con estrellla, es probable que todo esté muy rico. El problema es que en este tipo de establecimientos pueden tocarte camareros empeñados en demostrar que controlan la coreografía y que se saben todos los ingredientes que lleva el plato. ¿Qué es más importante: la comida o la compañía? Y, claro está, salvo que seas tú quien va a pagar la cuenta, ¡no te pidas lo más caro!

8. Aprovechar la cita para actualizar tu Instagram

Hay millones de hashtags gastronómicos esperándote, pero si te pones a subir fotos durante la cena, ¿cómo crees que se va a sentir tu pareja? Pedirte que dejes el móvil en modo avión quizá sea excesivo, pero no hay nada de malo en hacer la foto rapidito y compartirla con tu comunidad al día siguiente...

9. Soltar una de esas frases...

Puedes pensarlas, pero hay cosas que no debes decir. Como aquello de "no está mal, pero a mi madre le sale mejor", por ejemplo. O lo de "estoy buscando alguien que me cocine". O groserías gastrosexuales... ¡Eso es de primero de First Dates!

10. Pasarte con el alcohol

¿Quieres brindar con vino? Venga, vale. Todos sabemos que el alcohol nos desinhibe y puede servir para burlar tu exceso de timidez Pero si antes de cenar te has tomado una caña o un vermú y, como no hay que conducir, te pides una botella en vez de una copa. Si haces eso y, encima, después de cenar te tomas una copa (o dos), ten en cuenta que tu sistema nervioso central, por el que sí o sí pasan los estímulos sexuales, también quedará afectado.

Carlos G. Cano

Carlos G. Cano

Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...

 
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