Así confesó Montoya cómo decidió asaltar a Laura Luelmo: "Me ha gustado mucho"
Montoya fue desde el principio el sospechoso "con mayúsculas" según la Guardia Civil: "Es un asesino desorganizado"
"Creemos que murió esa noche", dicen en referencia a la noche de su rapto
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Madrid
Bernardo Montoya era el sospechoso "con mayúsculas" de la desaparición de Laura Luelmo desde el minuto uno, y según confesó a la Guardia Civil, decidió raptar a la joven porque "le ha gustado mucho". Según ha explicado el jefe de la Comandancia de Huelva de la Guardia Civil, Montoya fue el sospechoso desde el comienzo y aunque contó "una película" a la Guardia Civil, "se inventa muchas cosas pero él se autoinculpa, reconoce que ha estado con Laura aunque nos dice cosas que no son creíbles", aunque reconociendo que golpeó a la joven contra el suelo de su casa.
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Sobre la agresión sexual, "los forenses nos dicen que hay agresión sexual", y "la hipótesis nuestra es que la hace en el campo", ha dicho también uno de los investigadores en rueda de prensa. Maniató a la joven en su casa, la llevó al campo después de un forcejeo en su domicilio y, según las hipótesis de los investigadores, perpetró allí la agresión sexual.
Montoya, como ya trascendió, indicó a Laura Luelmo cómo llegar al supermercado y asaltó a la joven a la vuelta. En casa de Bernardo Montoya, además, los agentes encontraron los objetos que Laura Luelmo compró en el supermercado: "Media docena de huevos, dos botellas de agua y una bolsa de patatas". Según la Guardia Civil Montoya "le ata las manos atrás, pone una cinta en la boca y la tira en el suelo", aádiendo que "Laura estuvo en su casa, estuvo poco tiempo allí, la introdujo en el maletero y la lleva al lugar donde la hemos encontrado". "Creemos que muere esa noche", han añadido los investigadores.
Los datos han sido ofrecidos en una rueda de prensa en Madrid, en la Comandancia de la Guardia Civil, ofrecida por el jefe de la Comandancia de Huelva Ezequiel Romero y el teniente coronel de la Unidad Central Operativa (UCO), Jesús García. Romero ha agradecido el trabajo de todos los que participaron en la búsqueda y ha lanzado palabras de apoyo a la familia de la víctima: "Ejemplar, no se pueden imaginar cómo se han comportado a pesar de vivir y seguir viviendo todo lo que están pasando, realmente ejemplar".
Ezequiel Romero ha explicado que incluso las partidas de búsqueda pasaron por la zona en la que estaba el cuerpo de la joven, sin conseguir encontrarlo en una primera pasada. "Llegó a abatirse esa zona, estaba a aproximadamente a unos diez kilómetros del pueblo, se pasó por ahí pero es normal que pudiera pasar desapercibida a las personas que pasaron por allí". Según ha explicado el responsable de la investigación, "hasta que no estabas a metro y medio no se veía".
"Ningún movimiento raro"
Romero ha sido quien ha hecho un relato de los hechos según la investigación, explicando que la primera denuncia por la desaparición de la joven fue interpuesta por su padre en Zamora, y que la dueña de la casa pidió presencial policial "para ver si estaba dentro. Mandamos inmediatamente una patrulla de Zalamea de la Real". Una vez dentro "observan que no tiene ningún movimiento raro de que hayan robado". Desde el principio, ha explicado Romero, hubo indicios de que es "un poco raro": cuando entraron por primera vez en la casa sólo faltaban las zapatillas de deporte y las mallas.
El jefe de la Comandancia onubense ha explicado que la víctima, antes de su desaparición, contactó con su pareja a las 16:22 horas, diciéndole por WhatsApp que "no sabe si se va a ir a andar porque hace un poco de viento".
Bernardo Montoya
Según las primeras investigaciones, Laura Luelmo fue víctima de Bernardo Montoya, un hombre que ya había pasado por la cárcel por el asesinato de una anciana en 1995. Recién salido de prisión, la autopsia revelaba que la joven zamorana fue agredida sexualmente antes de ser asesinada de un fuerte golpe en la cabeza: el acusado ha reconocido el crimen aunque ha afirmado que no llegó a perpetrar la agresión sexual.
Los investigadores encontraron al sospechoso nada más acudir a casa de la entonces desaparecida. "Es Bernardo Montoya. Le preguntan si conoce a una chica que lleva unos días viviendo en la cas de enfrente y dice que no sabía siquiera que hubiera allí nadie, no la ha visto nunca", ha explicado. Sospecharon de él desde el principio: "Ya de inicio pensamos que puede ser un sospechoso con mayúsculas", ha dicho, ordenando ya entonces controlar "todos sus movimientos". Montoya no volvió a entrar a la casa, aunque "se acerca pero ve la patrulla y se vuelve".
Volvió y según los vecinos "iba ocultándose, como pegado a la pared, llegó a la esquina se asomó dos veces, observó la patrulla y se volvió". Un día después, según ha explicado, "estuvo en el centro de salud de Cortegana porque se quejaba de un golpe en las costillas. Podría haber sido fruto de algún forcejeo con Laura".