La cortesía amable del procés

Madrid

La sala de plenos recubierta de terciopelo de Damasco está siendo testigo de la primera jornada del juicio que se ha desarrollado por aspectos muy técnicos pero rica en matices y gestos.

Los procesados ha permanecido en todo momento muy sensibles a la importancia del momento y no han mostrado aprobación o disgusto en los relatos de sus abogados, quizá el único más destacado ha sido el asentimiento de Oriol Junqueras cuando su letrado se quejó de que no le dejaban ir a misa en la prisión donde se encuentra.

El único que simulaba estar algo más distraído ha sido Jordi Cuixart, que se ha girado varías veces hacia su espalda para mostrar una espléndida sonrisa a sus familiares que ocupan el fondo de la sala.

Solo Jordi Sánchez llevaba el símbolo de lazo amarillo, aunque el resto de la sala, compuesta por muchos familiares, sí lucia el distintivo, incluido el president Quim Torra.

El aspecto de los procesados, a pesar del tiempo en prisión, era saludable y ninguno de ellos ha solicitado nada especial al tribunal. Sus caras se han visto mucho más relajadas cuando han podido charlar un breve instante con sus familiares al final de la primera parte del juicio. En este momento, mientras salían de la sala, no ha habido caras de disgusto ni de otra índole cuando se han cruzado Junqueras y el president Torra.

Mientras se escuchaban los alegatos de los abogados defensores centrados en la vulneración de derechos, los representantes de la acusación han permanecido impasibles. El fiscal Javier Zaragoza tomaba notas continuamente para poder rebatir las denuncias de contrario, y los letrados de Vox no han despegado la vista de sus documentos, salvo cuando les han aludido personalmente. Han comentado la declaración del abogado defensor tapándose la boca con la mano para finalizar con el esbozo de una sonrisa.

La cortesía ha sido la regla a seguir del tribunal, que ha buscado la comodidad de las manos apoyadas en la cara para escuchar las protestas respetuosas de los abogados. Apenas han tomado notas (el juicio está siendo grabado) y parece que siguen la histórica recomendación de Sócrates, el filósofo, cuando aseguró que las características del tribunal deben ser: escuchar correctamente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente.

La primera parte del juicio no ha sido tediosa aunque se han escuchado de forma reiterada algunas cuestiones ya resueltas por los jueces como la competencia de la sala para llevar el caso, o la negativa a llamar como testigo al rey Felipe VI.

De momento, los abogados no parecen animados a solicitar un intérprete para que las declaraciones se realicen en catalán. Tan solo el letrado Jordi Pina en nombre de Sànchez, Turull y Rull al explicar que era su lengua materna y su firma de expresión iba a ser mucho más completa en esta lengua que en castellano.

Las connotaciones políticas también se han dejado ver. Quizá la más enérgica en boca de Andreu Van der Heide, letrado de Junqueras, al pedir al tribunal que devuelva la responsabilidad del caso al poder político.

En la sala, parte del público se ha quejado de lo fuerte que estaba el aire acondicionado, imprescindible, nos dicen, entre otras cosas para conservar el fresco pintado al óleo en el techo con la alegoría ‘La Justicia triunfando sobre el mal’, obra de Marceliano Santa María.