Internacional

Una orquesta llena de luz y esperanza

En Egipto cuarenta mujeres ciegas se abren paso a través de la música formando una orquesta única en el mundo

Actuación de la orquesta 'Luz y Esperanza', formada por mujeres egipcias invidentes / Victor Martín

El Cairo

La orquesta egipcia Al Nour Wal Amal, que significa Luz y Esperanza, está compuesta únicamente por mujeres invidentes que aprendieron a tocar gracias al oído, a las partituras en braille y a una memoria prodigiosa. Hoy son músicas profesionales que han llevado sus melodías por todo el mundo. En la música han encontrado el camino para demostrar a la sociedad que cada persona tiene un talento.

Para Shaima Yehya Zakaria, violinista, la música es su manera de expresar lo que siente. “Cuando toco siento realmente lo fuerte que soy porque me siento como en otro mundo. Con la música puedo expresar todos mis sentimientos. Si estás feliz, si estás enfadada, si estás triste, todo lo que puedas sentir se puede expresar con tu amigo el violín o con otro instrumento”, cuenta.

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Marwa Soleiman, también violinista, dice que dentro de esta orquesta de cámara ella se siente parte de un todo y traslada las lecciones que aprende allí a su vida diaria. “La música no son sólo emociones. Es creatividad y precisión. La música es muy importante porque te enseña cómo ser en tu vida, cómo cooperar con otros, cómo escuchar a otros. Esta orquesta es una representación de nuestra sociedad, porque cuando estás tocando sabes el papel que juegas y cómo tienes que tocar, del mismo modo que debes conocer tu papel en la sociedad”.

Shaima, Marwa y sus compañeras son la tercera generación de esta orquesta única en el mundo que, desde que nació en los años 60, ha llevado sus melodías a lo largo de los cinco continentes en un espectáculo que se aprenden de memoria, porque en directo no cuentan ni con maestro ni con partituras. “Un músico que puede ver sigue la partitura durante el concierto y se tiene que concentrar mucho para tocar y mirar a la vez. Nosotras hacemos todo eso dentro de nuestra cabeza, por eso la memoria lo es todo para una música invidente”, dice Shaima.

La orquesta ensaya dos días a la semana en un centro a las afueras de El Cairo, en el que también se imparten clases de música a niñas ciegas. “El objetivo de nuestra asociación es facilitar la integración de las chicas en la sociedad para que puedan vivir como todo el mundo. Ellas pueden hacer muchas cosas, incluso mejor que la gente que puede ver, de modo que esta orquesta es un mensaje de valentía para que todas las personas ciegas vean que nada es imposible”, explica Amal Fikry, vicepresidenta de la organización.

“Cuando empezamos –continúa Fikry-, los padres solían esconder a sus hijos si eran ciegos. Pero ahora, después de tantos programas de sensibilización, la gente acepta que ese niño, aunque tenga una discapacidad, tiene posibilidades en su vida y tiene que recibir una educación. Por eso las familias traen a sus hijos a nuestro instituto de música cada curso”.

A través de la música estas cuarenta mujeres invidentes se abren paso en una sociedad que suele estigmatizar a las personas discapacitadas. Esta orquesta se ha convertido en una oportunidad laboral única para las mujeres invidentes de Egipto, donde encontrar trabajo es una auténtica odisea para las mujeres ciegas. “Me gustaría que las personas ciegas y las personas que ven caminasen juntas, no cada una por un lado, pero nuestra sociedad no es así. Eso sigue siendo raro. Si una de nosotras trata de encontrar un trabajo fuera de esta orquesta, se encontrará con muchas más dificultades para conseguirlo”, asegura Randa Tarek, que además de tocar el contrabajo quiere ser traductora de idiomas.

Su compañera Shaima explica que para ella ser música profesional es un signo de orgullo porque sabe que se distingue de los demás no por su ceguera, sino por su talento. Por eso, está convencida de que gracias a esta orquesta están ayudando a cambiar la percepción que tiene la sociedad sobre las personas ciegas. “Que sea ciega no significa que sea discapacitada y no pueda hacer muchas cosas en mi vida. Soy profesora de inglés y de música, soy música profesional y creo que todas nosotras estamos cambiando la imagen que tiene la gente sobre las personas ciegas. Alrededor del mundo la gente está convencida de que no existe la palabra discapacidad en el diccionario de la vida”.

Este reportaje forma parte del proyecto ‘Una luz en la oscuridad’, financiado por el European Journalism Centre a través de su programa de becas sobre innovación y desarrollo. 

Víctor Olazábal

Víctor Olazábal

Subdirector de Hora 25. Antes fue corresponsal en India para diversos medios españoles. Especializado...

 
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