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Exhumación Franco

Franco, con honores militares, bajo palio y en un trono

La organización de la ceremonia de inauguración del Valle de los Caídos, presidida por Franco, fue minuciosamente preparada durante meses tal y como se recoge en la documentación a la que ha tenido acceso la cadena SER

Franco entró en la basílica benedictina bajo palio tras ser recibido con honores militares y presidió los primeros funerales oficiales del Valle desde un trono

Madrid

Delante del coro, junto al del Cardenal Primado, y entronizado. La escenografía dejaba claro que Franco era el protagonista absoluto del acto inaugural del Valle de los Caídos, celebrado el 1 de abril de 1959, dos décadas después del triunfo "del Glorioso Alzamiento Nacional".

Meses de minucioso trabajo de la intendencia del "Régimen”, reflejado en los documentos a los que ha tenido acceso la Cadena SER, coreografiaron la ceremonia a la que no faltó “nadie” (salvo los "vencidos", obviamente).

De los consejeros del reino, abajo, todo el poder del franquismo, incluidos mutilados y familiares de los "héroes caídos por Dios y por España". El Cuerpo Diplomático, unidades de la Cruzada, mandos de las unidades del ejército, ministros, científicos, claustros universitarios, laureados, académicos y hasta mutilados (no más de 50 elegidos por la Dirección General de Mutilados) acudieron.

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Todos, eso sí, provistos de invitación y con lugar asignado según su importancia. Los más poderosos, en interior de la Basílica cuya "grandiosa austeridad” tenía que ser respetada y para lo que, a tal fin, se dispuso que no se portaran "gallardetes ni banderas de ninguna clase". En la explanada, personal militar y familiares de los muertos que lucharon en el “bando nacional" que debían estar ya en sus puestos a las nueve y media de la mañana, siempre una hora antes que quienes accedieron al interior del monumento.

Un acto tan solemne requería hasta una etiqueta que, en el caso de los generales, jefes, oficiales y suboficiales, supondría vestir "de gala, con capote, pantalón recto y sin sable".

La llegada de Franco al Valle ese día también está recogida en la instrucción 459-58, de 9 folios, firmada por el teniente general jefe del Estado Mayor del Ejército el 28 de marzo de ese mismo año.

Recibido Franco en la escalera inferior de la explanada junto a su esposa -rosario en mano, mantilla española negra en la cabeza- las órdenes obligaban a todas las fuerzas militares a rendir honores para que una vez dentro de la Basílica, donde entró bajo palio siguiera allí la misa celebrada en "el Altar del pie de la Cruz del monumento (altar de Santiago) que será retransmitida por los altavoces a la explanada quedando incomunicados estos altavoces con el interior de la Cripta".

Tras el funeral, Franco pronunció un discurso en la explanada, frente a la muchedumbre. Las instrucciones remitidas por el Estado Mayor Central del Ejército obligaban a permanecer en los puestos asignados en la basílica a todos los que no formaban parte de la corta comitiva que acompañaba a Franco hasta que este les hubiera “rebasado".

La organización de este acto en el que la asistencia se calculaba (tal como fue) masiva supuso también la confección de itinerarios de transporte, instalación de "seis puestos de socorro, un equipo quirúrgico, uno móvil y tres de transfusión de sangre" controlados por el Capitán General de la 1ª región militar. También hubo que levantar letrinas "construidas por el personal civil a cargo del arquitecto del monasterio que quedarán dispuestas bajo tiendas cónicas e instaladas con anticipación suficiente al acto. La custodia de las mismas correrá a cargo del personal de Sanidad".

"Suficientes raciones de pan" tenían que ser entregadas mediante un vale o su pago directo, "a razón de media ración por hombre". La gasolina y la grasa utilizada como carburante también sería provista por el Estado que se hizo cargo del traslado del personal militar convocado que residiera fuera de Madrid. Aquellos llegados de otros puntos de la península, cobrarían dos días de dietas, los de Baleares y Marruecos, cuatro, mientras los ubicados en Canarias tuvieron derecho a 12 días de dietas reglamentarias. 

Planos de la basílica y de sus accesos así como croquis de ubicación de los servicios acompañan las instrucciones que, además, incluyen la petición a la Guardia Civil para que inspeccione "las galerías, cerros, contornos del citado Valle, tomando así mismo las medidas de seguridad que requiera el acto citado".

La policía sería la encargada de la vigilancia y el mantenimiento del orden, mientras que la de tráfico organizaría la "gran concentración e intensa circulación" prevista. Incluso se planificaron diferentes itinerarios parciales en varios anexos y se redactaron instrucciones en prevención de incidencias o accidentes.

Javier Torres

Javier Torres

Redactor de Política, trabaja en el Congreso y hace seguimiento de Vox. Anteriormente formó parte de...

 
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