La última propuesta del Consejo Europeo para salvar una de las cumbres más duras de la historia

Bruselas

Bruselas está acogiendo una de las cumbres más duras de la historia europea, aunque en ella, a diferencia de otras ocasiones, los países que necesitan con urgencia el dinero no han estado solos frente a sus detractores. Macron (Francia) y Merkel (Alemania) han apoyado siempre a los gobiernos de España y de Italia dando por hecho que en la batalla se jugaba también el futuro de una Europa solidaria.

La posición de estos países ha dejado al holandés Mark Rutte en franca minoría a pesar del bloqueo constante que ha ejercido con el apoyo de Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia, un club de 5 que además de pequeños y ricos comparten el temor a un auge incontrolable de la extrema derecha.

Estos 5 gobiernos obtendrán una compensación superior a los 40.000 millones porque su aportación al presupuesto es mayor de lo que reciben en subvenciones. Un “cheque” que tenía que acabar con el brexit, creado para calmar a Thatcher y que va a mantenerse.

Consiguen también un mecanismo que les permitirá, si así lo quieren, suspender los futuros desembolsos del Plan de Recuperación a través de la convocatoria urgente de un Consejo Europeo o de una reunión de ministros económicos para “examinar” al gobierno cuya gestión pueda generar dudas.

Es la respuesta a su demanda de “derecho de veto” que no obtendrán porque implicaba un voto por unanimidad de los planes nacionales que los servicios jurídicos de la Comisión Europea y del Consejo de la Unión consideran incompatibles con las reglas europeas.

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La iniciativa deja bajo cierta tutela a los gobiernos de España y de Italia que, sin embargo, la pueden aceptar porque, según han informado a la Cadena SER fuentes diplomáticas, "en ningún papel está escrito que el dinero quede supeditado a reformas macroeconómicas", como pedía Mark Rutte.

La actitud del jefe del gobierno de Holanda ha generado un vivo malestar y provocado incluso enfrentamientos directos en las pocas reuniones del plenario con Merkel y Macron, que han defendído una respuesta urgente, colectiva y con subvenciones a fondo perdido de al menos 400.000 millones, cuando Holanda y los 4 gobiernos que la apoyaban querían limitarlas a 350.000 para que su peso fuera el mismo que el de los créditos de ese futuro plan.

Un debate que enfrenta a sus modelos de proyecto europeo, como ha reconocido Antonio Costa (Portugal), que explica estas peleas entre “por las enormes diferencias de concepto y porque respecto a años pasados se ha perdido el espíritu que necesita el proyecto europeo”. Aunque Costa mantiene que hay que “aprender a gestionar esta indefinición y ser capaces de pactar”.

Este ha sido justamente el dilema que a medianoche ha planteado el Presidente del Consejo, Charles Michel, a los jefes de gobierno europeos: “Me gustaría que fuéramos capaces de superar esta misión imposible”, pero para ello “hemos de decidir si seguimos negociando a pesar de estos tres días sin éxito”.

Michel ha repasado todas las condiciones modificadas para satisfacer al club de 5 críticos, instando a construir un acuerdo para “el futuro de la Unión basado en la confianza”. Y así es como los líderes europeos entran en el cuarto día de negociaciones sobre el fondo de recuperación. Las negociaciones entre los favorables a las ayudas y los tacaños se retoman a las 16.00.

Esta tarde se sabrá si la suma de ambiciones nacionales permite seguir creyendo todavía en un modelo europeo, aunque fuentes de las negociaciones afirman a la Cadena SER que esperan la reunión con optimismo y explican que la clave del acuerdo tiene mucho que ver con la tenacidad de Merkel y Macron para exigir a Rutte que asumiera el coste del fracaso si salían de la cumbre sin pacto.