Internacional
Elecciones EE.UU. 2020

Ohio se prepara para el primer cara a cara entre Trump y Biden

Noventa minutos para discutir sobre seis asuntos, entre ellos la gestión de la pandemia, las protestas raciales o la integridad del sistema electoral en Estados Unidos

Operarios ultiman los preparativos para el primer debate presidencial de 2020 en Cleveland, Ohio / BRIAN SNYDER Reuters

Cleveland

Donald Trump y Joe Biden se verán por fin las caras en directo, a 35 días de las elecciones, en una de las citas más esperadas de la carrera hacia la Casa Blanca: el primero de los tres debates presidenciales. La última vez que coincidieron, el entonces vicepresidente Biden daba la bienvenida a la Casa Blanca al recién elegido presidente Trump. Ha pasado una legislatura y un mundo.

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El debate, el segundo evento más visto de la televisión después de la Superbowl, ofrece una plataforma masiva para que los candidatos expliquen su modelo de país entorno a los seis bloques establecidos: pandemia, crisis económica, protestas por la justicia racial, Tribunal Supremo, logros de cada uno e integridad del proceso electoral.

Los equipos de campaña esperan que la contienda de esta noche sea un punto de inflexión para los indecisos. En una sociedad extremadamente polarizada solo el 3% dice no saber a qué candidato votar, según una encuesta de Monmouth University.

En medio de una coyuntura tan tumultuosa el primer debate presidencial puede ser crucial sobre todo en estados bisagra como Ohio, donde Biden se adelanta justo un 1%, según el portal FiveThirtyEight, y donde Trump ganó por tan solo 11.000 votos en 2016. Un escenario muy reñido pero de suma importancia: el que gane aquí en noviembre se llevará los 18 votos del colegio electoral que pueden ser determinantes para decidir quién será el próximo presidente de Estados Unidos.

Biden lleva semanas preparándose para esta noche. Se espera que en algún momento saque la polémica de la evasión fiscal de Trump publicada recientemente por el New York Times. Habitualmente exprime su experiencia, tanto sus 47 años que lleva en política, como sus desgracias personales (la muerte de su mujer y su hija en un accidente de coche y la de su hijo Beau, enfermo de cáncer), para transmitir su cercanía con la audiencia. Para el candidato demócrata, que apenas está celebrando actos públicos, ni mucho menos masivos, el debate de va a ser un momento clave para que millones de personas le vean en directo.

Trump, sin embargo, dice que no necesita prepararse especialmente. Se espera que haga alarde del showman que lleva dentro, que use su agudeza para ser el centro de la conversación y desconcertar a su contrincante con su irreverencia y sus aseveraciones, que a menudo son falsas y que hacen difícil seguir una discusión argumentada y sustentada en hechos.

Esta noche veremos si el presidente subestima a un lobo de la política o si Biden carece de los reflejos necesarios para enfrentarse a un candidato fuera de lo normal. Aun así, en las elecciones estadounidenses, ganar en Cleveland no significa ganar el 3 de noviembre. Hillary Clinton, que venció en los tres debates contra Donald Trump hace cuatro años según la mayoría de la opinión pública, todavía lo recuerda.

 
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