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Salud mental

La vulnerabilidad de Simone Biles es la vulnerabilidad de todos

La retirada de la gimnasta estadounidense de los Juegos Olímpicos ha sido una muestra más de lo importante que es la salud mental

Simone Biles, gimnasta estadounidense, en los Juegos Olímpicos. / DPA vía Europa Press (DPA vía Europa Press)

Simone Biles, gimnasta estadounidense, en los Juegos Olímpicos.

Madrid

A todos nos ha sorprendido la reciente decisión de la gimnasta estadounidense Simone Biles de retirarse de la competición por equipos de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para centrarse en su salud mental. En una entrevista posterior comentaba: “Hay que priorizar la salud mental. En caso contrario, no vas a disfrutar del deporte y no vas a tener éxito. No pasa nada por dejar pasar una competición para cuidarte. Eso demuestra lo fuerte y competitiva que eres”.

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Ha sido una noticia que ha impactado al mundo. No tanto porque una deportista excepcional de la que se esperaba mucho se haya retirado de las Olimpiadas, sino por la razón por lo que lo ha hecho. Posiblemente, si hubiera sido una lesión, no hubiera tenido el mismo impacto mediático. Ha demostrado valentía, y es seguro que la toma de conciencia del problema le ayudará a superar esta situación.

Sus palabras finales son reveladoras: con esta retirada demuestras que eres fuerte (para dejar de competir y asumir un problema) y competitiva (no quiero hacer perder oportunidades a mi equipo, no quiero hacerlo mal). Es un paso en firme para la recuperación. Este no era su momento.

La mente, ese gran enigma

Muchas veces no nos acordamos de lo que funciona. Lo hacemos cuando deja de funcionar, y la mente (entendida como resultado de la actividad del cerebro) no es una excepción.

La mente es un enigma del que poco a poco vamos conociendo más. Sabemos que interpreta la realidad que nos rodea y nos ayuda a dar sentido a nuestra vida. En ella almacenamos nuestros recuerdos y también de ella surgen nuestros pensamientos, deseos y emociones. Conocerla es conocerse a uno mismo.

En el caso de Simone, es la mente quien le ha jugado una mala pasada. No tiene ningún problema físico, el cuerpo le responde, pero su mente se ha bloqueado. Y esto mismo que le ha pasado a ella nos puede pasar a cualquiera de nosotros. Nadie está libre de que la mente se bloquee por cualquier circunstancia y en cualquier momento.

¿Qué es la salud mental?

La Constitución de la OMS dice: “La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”. Eso quiere decir que la salud mental es el equilibrio en armonía entre la persona y el mundo que le rodea. Incluye aspectos relacionados con nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Es tan importante que afecta de manera directa en la forma en que pensamos, sentimos o actuamos en nuestra vida.

Si tenemos una vida equilibrada, en armonía, en lo físico, mental y social, podemos decir que gozamos de buena salud mental. Pero no siempre es posible. Todos somos vulnerables ante los acontecimientos de la vida.

Algunos datos

Nada mejor que acercarse a los datos para comprobar que lo que le ha sucedido a Simone nos puede suceder a cualquiera. Las cifras son contundentes.

En España, 1 de cada 4 personas tiene o tendrá algún problema de salud mental a lo largo de su vida. La ansiedad y la depresión son las más comunes, afectando al doble de mujeres que hombres. Según la Confederación de Salud Mental de España:

- El 6,7% de la población en España está afectada por ansiedad y depresión.

- Más de la mitad de los que necesitan tratamiento no lo reciben.

- 2 millones de jóvenes han sufrido síntomas de trastorno mental en el último año (pandemia).

- EL 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento a lo largo de su vida, según la OMS.

- Entre el 11% y el 27% de los problemas de salud mental en España se pueden atribuir a las condiciones de trabajo.

La pandemia ha agudizado este problema. En marzo de este año España era, junto a Portugal, el país de la Unión Europea que más ansiolíticos, sedantes e hipnóticos consumía, disparándose los casos de ansiedad y depresión.

¿Qué daña la salud mental?

La salud mental es fundamental. De hecho, si no hay salud mental no hay salud. Nos ayuda a enfrentarnos al estrés, a tener relaciones sanas, a ser productivos en el trabajo, a estar sanos desde el punto de vista físico, a contribuir a la comunidad alcanzando nuestro pleno potencial como personas.

Sin embargo, hay varios factores que pueden alterar nuestra salud mental. Los más comunes son:

- Factores biológicos, que tienen que ver con la genética o la química del cerebro.

- Antecedentes familiares de problemas de salud mental.

- Experiencias en la vida relacionadas con traumas o abusos.

- El estilo de vida, la dieta, el consumo de sustancias o la actividad física, entre otros.

La salud mental puede cambiar con el tiempo, puesto que se encuentra expuesta diariamente a los problemas de la vida: perder el trabajo, estrés por exigencias de la competición, problemas con la pareja, en el trabajo, en las relaciones con los demás…

El cuidado de enfermos, el diagnóstico de una enfermedad, etc. son situaciones que nos pueden estresar o agotar y superarnos. Es el momento de pedir ayuda a un profesional de la salud. Lo más efectivo suele ser los tratamientos combinados de terapia y medicación.

¿Qué medidas nos pueden ayudar a recuperar la salud mental?

En general, cualquier medida que nos ayude a la mejora personal. La Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos señala las siguientes:

- Mantener una actitud positiva ante la vida. Para ello es importante no dar vueltas a problemas o situaciones del pasado o a preocuparse por el futuro.

- Ser agradecido con la vida, poniendo el acento en las cosas positivas (fijarse más en lo bueno que en lo malo).

- Cuidar la salud física (mens sana in corpore sano).

- Conectarse con los demás.

- Tener un propósito de vida.

- Entrenar habilidades para resolver problemas.

- Practicar la meditación y las técnicas de relajación

El caso de Simone Biles podría ser el caso de cualquier de nosotros. Todos estamos expuestos a situaciones que pueden hacer desequilibrar nuestra armonía. Cómo reaccionemos dependerá del momento en que se produzca, cómo nos encontremos y de los factores que le rodeen. Pero seamos conscientes de que todos somos vulnerables ante la enfermedad, todos podemos ser Simone Biles.

Fernando Díez Ruiz, Profesor doctor Facultad de Psicología y Educación, Universidad de Deusto

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

 
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