Por qué la invasión de Ucrania amenaza la política europea sobre macrogranjas o agricultura industrial
Más de 85 organizaciones piden que la Unión Europea no dé un paso atrás en su estrategia alimentaria
MADRID
El comisario de Agricultura de la Unión Europea, Janusz Wojciechowski (de la formación polaca Ley y Justicia), aseguró el pasado 2 de marzo que "si la seguridad alimentaria está en peligro, habría que replantearse los objetivos de la estrategia De la granja a la mesa y corregirlos". Unas palabras que han alertado a más de 85 organizaciones europeas relacionadas con la soberanía alimentaria y la agricultura, entre las que figuran Greenpeace, Ecologistas en Acción o Proveg, entre otras.
Estas organizaciones, de hecho, han suscrito una carta dirigida a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en la que le piden que haga frente a los graves efectos de la invasión rusa de Ucrania en el sector agroalimentario sin renunciar a los compromisos del Green Deal (Pacto Verde Europeo), diseñado para frenar el cambio climático con medidas que incluyen también la agricultura y la ganadería.
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En contra de lo expresado por el comisario de Agricultura, las asociaciones firmantes cree que, "ahora más que nunca", la respuesta de la Unión Europea debe tener en cuenta criterios sociales, medioambientales y de salud, como los que recoge la estrategia De la granja a la mesa porque, en su opinión, se trata del único camino que garantiza la seguridad alimentaria, la soberanía alimentaria y la sostenibilidad del sistema a largo plazo. Una apuesta incompatible, según dicen, con la agricultura intensiva y la pesca industrial.
La estrategia De la granja a la mesa contempla, entre otros puntos, que "la agricultura ecológica es importante para la sostenibilidad de la agricultura europea", que el desarrollo de la producción ecológica "contribuye a la seguridad de los ingresos y a la creación de empleo", o que el equilibrio entre la oferta y la demanda de productos ecológicos garantiza la rentabilidad del sector.
El texto dirigido a la Comisión Europea asegura que, siendo Rusia uno de los principales fabricantes de fertilizantes, no tendría sentido apostar por un modelo que nos haga aún más dependientes, por lo que reclaman acelerar la reducción de fertilizantes y pesticidas. "Los intentos de algunos grupos de presión para utilizar las atrocidades de la guerra como excusa para cuestionar la estrategia De la granja a la mesa están fuera de lugar", añade.
Graves consecuencias
Preguntada por la Cadena SER, Verónica Larco, directora de comunicación de ProVeg, señala que "diluir los objetivos de la estrategia De la granja a la mesa podría tener graves consecuencias" tanto para la salud y como para el medio ambiente.
¿Retroceder hacia un modelo de macrogranjas y cultivos masivos basados en agroquímicos sería el equivalente alimentario-energético a volver a una economía basada en el carbón? Larco considera que sí: "La situación es aún peor porque las explotaciones industriales no han dejado de crecer en los últimos años, con lo que eso supone: residuos, demanda de materias primas, bienestar animal, despoblación, etc.".
La portavoz de Proveg asegura que los lobbies que están tratando de influir en la revisión de la estrategia europea son, básicamente, COPA-COGECA (la organización europea que agrupa a todos los sectores agrícolas y ganaderos) y la Federación Europea de Fabricantes de Piensos. "Es innegable que ambas organizaciones tienen intereses muy marcados en un sistema alimentario basado en productos animales".
"Llegamos tarde"
Julia Martínez, de la Fundación Nueva Cultura del Agua, señala que en España también están presionando organismos como Asaja, la Federación Nacional de Comunidades de Regantes o las asociaciones del porcino industrial.
"Las palabras del comisario europeo de agricultura son absolutamente preocupantes", asegura Martínez. "Es todo lo contrario. Llegamos ya tarde. Tenemos que acelerar y ampliar los objetivos de la estrategia a De la granja a la mesa porque se agotan los recursos naturales, porque nos quedamos sin ecosistemas saludables y porque el actual sistema genera una enorme injusticia social, concentrando cada vez más poder en menos manos".
"No falta maíz para la alimentación humana"
Tom Kuchard, de Ecologistas en Acción, cree que importar más maíz y soja y aumentar los cultivos destinados a la producción de biocombustibles o piensos animales sería contraproducente. "No falta maíz para la alimentación humana sino para una ganadería industrial insostenible y absolutamente desproporcionada que contamina y contribuye a la despoblación", asegura.
"Es un escándalo que el Ministerio de Agricultura y la Comisión Europea hayan asumido los argumentos de la agroindustria. Pero no nos sorprende. Los que ahora exigen la eliminación de legislaciones ambientales son los mismos que en su momento lanzaron el bulo contra el ministro de Consumo, Alberto Garzón, cuando denunció el impacto de la ganadería industrial y defendió la ganadería intensiva".
Carlos G. Cano
Periodista de Barcelona especializado en gastronomía y música. Responsable de 'Gastro SER' y parte del...