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"Se dramatizan mucho los incendios": los expertos confirman que los pinos de Tenerife ya renacen a los 6 meses del incendio

El profesor de Ecología de la ULL afirma que el fuego es un elemento intrínseco del ecosistema y que percibirlo como una tragedia es consecuencia de la vulnerabilidad de los seres humanos

"La única manera de que no haya incendios es modificar el bosque para que sea un campo de golf con pinos"

"La única manera de que no haya incendios es modificar el bosque para que sea un campo de golf con pinos"

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Sube uno por la carretera de La Esperanza con el corazón medio encogido y hecho a la idea de que lo que va a ver es todavía la imagen de la devastación. Y sí, los troncos renegridos por el incendio que asoló los montes de Tenerife el pasado agosto están por todas partes; y de ellos salen las ramas peladas y carbonizadas que dejó el fuego. Pero enseguida hay que volver la cabeza y mirar de nuevo. Miles de penachos verdes se abren paso entre las esquirlas de corteza chamuscada. Cualquiera que no lo haya visto lo encontraría difícil de creer, pero lo cierto es que el monte de Tenerife ya está rebrotando. Tan solo seis meses después de uno de los incendios más devastadores que recordamos. Verdaderamente, el pino canario tiene súperpoderes.

Los científicos consideran que esa adaptación que parece mágica es fruto de la necesidad de adaptarse a la naturaleza volcánica de las Islas. No ha sido cosa de un día, claro; el pino canario lleva conviviendo con las erupciones volcánicas entre 12 y 14 millones de años. Y para asegurarse la supervivencia, la especie tomó sus medidas. Para empezar, el revestimento de corcho no se queda a uno o dos metros de altura, como pasa con buena parte de las especies, sjno que llega hasta arriba, protegiendo todo el porte del árbol. Y eso que, por lo general, mide entre 15 y 25 metros de altura, aunque excepcionalmente puede llegar a los 60.

Brotes por todas partes

Además, ni tan siquiera le son necesarias las ramas para que pueda volver a brotar. Su mecanismo de regeneración incluye brotes apicales (que surgen directamente del tronco) y brotes basales (parten de la parte baja), lo que hace posible que empiecen a crecerle nuevas agujas verdes muy poco tiempo después de quemarse. Y eso es lo que puede verse en estos momentos en los bosques de Tenerife.

Un aspecto clave en esta capacidad es que guardan células vivas en el tronco, por lo que son capaces de acopiar un arsenal de sustancias de reserva. Es precisamente esto lo que le facilita que florezca incluso después de haber soportado altísimas temperaturas. Y como mecanismo de refuerzo, con el calor se abren sus piñas y estallan, por así decirlo, liberando todas las semillas que guardan en su interior, dando más las oportunidades de que algunas 'peguen' en el suelo, dando origen a una nueva planta.

Más información

El catedrático de ecología de la ULL, José Ramón Arévalo, experto en incendios de montes y regeneración ecológica, llama la atención sobre el hecho de que el monte es mucho más fuerte y resistente de lo que creemos y hace hincapié en que "se hace mucho drama con los incendios forestales, porque la recuperación es absoluta". De hecho, señala que el fuego "es un elemento intrínseco del ecosistema". Y la razón por la que a los seres humanos "nos perturba es nuestra propia vulnerabilidad".

José Manuel Arévalo: "La superficie forestal de Canarias ha aumentado es las últimas décadas"

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Arévalo es consciente de que estas afirmaciones provocan reacciones encontradas entre el público, ya que todos vivimos los incendios como algo peligroso. El catedrático de la ULL aclara que esto es algo perfectamente lógico, por el riesgo que entraña para los seres humanos, nuestros hogares y las infraestructuras que forman parte nuestra vida cotidiana. Pero eso no quiere decir que sea la catástrofe para el ecosistema que creemos. De hecho, si se suceden muchos años sin llamas, la acumulación de biomasa, como puede ser nuestra pinocha, hará que el incendio sea mucho mayor.

La paradoja del fuego

Otro experto universitario que ha expresado en sus artículos esta disonancia entre lo que percibimos los habitantes de las zonas próximas al monte y las consecuencias reales para la masa forestal es Jesús Santamaría Ramiro. Uno de los datos más interesantes sobre los que reflexiona es la llamada "paradoja del fuego". Resumiendo mucho, este término hace referencia a la sobreprotección contra los incendios, que en ocasiones puede llegar a generar que se encadenen largos períodos sin que se produzca un fuego y se acumule biomasa. Eso hace que cuando finalmente se produce un incendio, sea de mucha más envergadura. "Hemos llegado así a un consenso general sobre los efectos negativos del fuego, en lugar de entender el incendio como un fenómeno natural", señala.

 
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