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De la lana a los paños: la industria textil de Cuenca junto a las aguas del Júcar

Movió la economía de la ciudad en los siglos XV y XVI y se intentó recuperar en el XVIII

De la lana a los paños: la industria textil de Cuenca junto a las aguas del Júcar

De la lana a los paños: la industria textil de Cuenca junto a las aguas del Júcar

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Cuenca

El Júcar fue río de maderadas, como os hemos contado en programas anteriores, pero sus aguas han movido también la economía local en otros sectores como el textil. La historia de esta industria en Cuenca la hemos contado en Hoy por Hoy Cuenca con Tirso Moreno, miembro de la empresa conquense Vestal Etnografía y de la asociación cultural Los Ojos del Júcar, en el espacio La memoria de la tierra que emitimos los miércoles cada quince días.

“Al igual que Roma enarbola su pasado romano, París el vanguardista o Madrid el de los Austrias, Cuenca tiene un pasado textil que le da su esencia”, explica Tirso, “y es que la industria textil de los siglos XV y XVI, que fue su edad de oro, ha cosido y ha bordado la página quizás más importante de su historia”.

La ganadería

Para comprender esta histórica industria, hay que comenzar por su origen: la importancia de la ganadería serrana. “Los pastores, las ovejas y la lana son el punto esencial de esta economía, no ya por la cantidad sino también por la calidad de esa lana en la que destaca la oveja merina”, explica Moreno.

Proceso manufacturero de la lana

Tras esquilar la lana, se abre un largo proceso donde la industria textil convierte la lana en paños. “Tras el esquileo se seleccionaba la lana en función de la calidad”, relata Moreno. “Después se preparaba con procesos como el desmotado, el lavado, el secado y el cardado o peinado. A continuación viene la formación del paño, un proceso esencial para convertir la lana en hilo. Se comenzaba con la hilatura, el histórico trabajo que han hecho las hilanderas, y luego los tejedores en los telares donde se hacía paño. Por último el procesado del paño, la parte final de todo este proceso de manufactura, que empezaba con la batanadura, el secado, la tundidura y lo que se conocía como apuntar el paño y dejarlo listo para comerciar”.

Las hilanderas, Velázquez / MUSEO DEL PRADO

Lavaderos

De todos estos procesos, hay dos ligados al cauce de los ríos: los lavaderos de lana y los batanes. “Los lavaderos eran granes instalaciones a las que se llevaba la lana, se desengrasaba y se eliminaban las impurezas que habían cogido las ovejas en su vida en la sierra”, explica Moreno. “Se sumergía la lana alternativamente en agua caliente para escaldar y luego en agua fría para aclararla”.

Los batanes

En Cuenca quedan restos aún de un batán bajo junto al Júcar, bajo el puente del ferrocarril, a la altura del canal de aguas bravas. “Un batán es un molino hidráulico compuesto por dos grandes mazos de madera que golpeaban para desengrasar y batir la lana que después cogía ya el cuerpo definitivo.

Molino de Santiago en la actualidad. / Ana Martínez

La edad de oro de Cuenca

Todos estos procesos que han otorgado una esencia única a la provincia de Cuenca, además propició que durante el siglo XV y XVI, Cuenca se posicionará una de las ciudades más importantes del reino y referente en la industria y comercio textil. “En el 1500 hay unas ordenanzas que dicen que los paños más finos de todo el reino solo se pueden fabricar con lanas de Cuenca, lo que le dio un prestigio durante aquellas décadas en ferias como la de Medina del Campo y en las exportaciones a Italia o Flandes”, explica Moreno. “En el siglo XVI, gracias a la industria textil, Cuenca alcanzó los 16.000 habitantes, una cifra que no se volvió a superar hasta el siglo XX”.

Crisis y actualidad

Sin embargo, el siglo XVII sumergió a Cuenca en una crisis, que en muchos sentidos no ha llegado a superar. “A principios de siglo aún se mantenía la fama de la lana como Cervantes recoge en el Quijote y pone en boca de Sancho Panza al decir que más calientan cuatro varas de paños de Cuenca que otras cuatro de limiste de Segovia”, recuerda Moreno. “Pero en la década de 1630 cae la ganadería y la industria textil y Cuenca se convierte en la ciudad clerical que es la que hemos conocido casi hasta la actualidad”.

Foto antigua de Cuenca con el edificio de la Real Fábrica de Alfombras ya desaperecida. / Archivo José Vicente Ávila

Repunte en el s. XVIII

“En el siglo XVIII se intentó regenerar esta industria en las instalaciones ubicadas junto al puente de San Antón, lo que hoy es el restaurante La Ceca, que contó con el título de Real Fábrica de Paños y Tapices, que tuvo repercusión, creó trabajo, pero que quedó como un pequeño espejismo en el desierto”, explica Moreno. “Aun así tuvo su importancia con la exportación de alfombras a países como Estados Unidos”.

Paco Auñón

Paco Auñón

Director y presentador del programa Hoy por Hoy Cuenca. Periodista y locutor conquense que ha desarrollado...

 
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