El mimbre en Villaconejos de Trabaque: del esplendor económico al cultivo testimonial
Un repaso por la historia de este cultivo desde su implantación en 1929 hasta la actualidad
El mimbre en Villaconejos de Trabaque: del esplendor económico al cultivo testimonial
Cuenca
La asociación Ribera del Escabas de Cuenca ha distinguido a la localidad alcarreña de Villaconejos de Trabaque (Cuenca) con el título de Pueblo Artesano. El acto se enmarcó en una jornada de exaltación del cultivo y de la artesanía del mimbre celebrada el pasado 14 de enero. Con motivo de ese día de convivencia desde Hoy por Hoy Cuenca quisimos acompañar a los villaconejeros para conocer cómo el cultivo de estas varillas rojizas ha marcado la economía del municipio desde hace casi cien años. En el reportaje hablamos con Julián Cava López, mimbrero de 80 años; José Luis Encijo, artesano del mimbre, y con Flora, Palmira, Celia y Ana María, vecinas y buenas conocedoras de todos los trabajos asociados al mimbre.
El mimbre americano
El mimbre es la rama joven de un sauce. “La variedad salix viminalis americana la introdujo en esta comarca de Cuenca un ingeniero agrónomo de Priego en 1929 que trajo los esquejes del cono sur americano”, nos cuenta Cava. “Se plantaron en el paraje de las Pontezuelas, aquí en Villaconejos, en el kilómetro 1 de la carretera a Albalate de las Nogueras. De aquí salieron la mayoría de los esquejes”.
La variedad americana que se cultiva en estos valles de los ríos Trabaque, Escabas y Guadiela “es más flexible y aquí encontró un clima idóneo para su cultivo”. “Es la mejor variedad para la elaboración de la artesanía”, coincide Encijo que lleva toda su vida haciendo cestas y otros muchos elementos con estas varillas. “Por aquí había salix purpurea o mimbre del terreno, pero se optó por cultivar esta variedad americana de mayor calidad”.
El boom del mimbre
El momento de mayor producción de mimbre en esta comarca conquense fue el final de la década de los 70 y los años 80. “Empezó con la concentración parcelaria y la modernización del regadía”, cuenta Cava. “Aquí se cultivaban 170 hectáreas. Se llegó a producir alrededor de 3.500.000 de kilos al año y una facturación bruta, en los años que estaba más caro, de 170 millones de pesetas. Eso sería en los primeros años 80. Entonces había 50 artesanos haciendo cestería y artesanía de mimbre. De Villaconejos salían dos camiones a la semana cargados de baúles para El Corte Inglés”.
Gran actividad económica
Aquella actividad tan intensa entorno al cultivo del mimbre y su trasformación artesana supuso un revulsivo a una economía que venía siendo casi de subsistencia en esta comarca durante siglos centrada en el cereal y el olivar. “Nos es que se llegase a abandonar el resto de la agricultura porque aquí la gente es muy trabajadora, pero el mimbre centraba la actividad durante medio año”, explica Cava. “Había meses, en primavera, cuando la clasificación y pela del mimbre que algunos días venían a trabajar 300 personas de fuera”.
Aquel mimbre ya pelado, blanco para su modelado artesanal, se distribuía por toda España desde esta comarca conquense: “a Los Villares en Jaén, a Villoruela en Salamanca, a Montaberner y otras localidades de Valencia. El mimbre malo se destinaba a forrar garrafas y el bueno para la artesanía”.
El declive
Pero aquellos años de bonanza para estos pueblos de Cuenca desaparecieron por distintos factores. “El declive vino al inicio de este siglo por varios factores: la falta de apoyo de las Administraciones, el elevado coste eléctrico, no tiene ayudas de la PAC [Política Agraria Común de la Unión Europea] siendo un cultivo social, en zona desfavorecida, que genera biodiversidad, paisaje y turismo. A esto se suma el éxodo de las mujeres del mundo rural”, relata este mimbrero.
Desde el Gobierno de Castilla-La Mancha se han iniciado los trámites para conseguir una Indicación Geográfica Protegida (IGP) para la artesanía del mimbre.
La cesta de Shanghái
Pero “la puntilla llegó en la exposición universal de Shanghái de 2010, con el famoso huevo”, en referencia al pabellón de España conocido como La Gran Cesta, un edificio de forma surrealista y caprichosas formas con estructura de acero y recubierto de mimbre de distintas tonalidades. “Se dijo que lo habían hecho con mimbre español y artesanos españoles, pero como pude enterarme después, en realidad lo hicieron los chinos y con fibra ratán china”, cuenta Cava, la famosa médula, una fibra similar al mimbre pero que llegó a Europa con precios muchos más bajos y que se fue ha hecho un hueco en la artesanía de cestería desde entonces.
Como en la cerámica, la proliferación de los objetos de plástico en la vida cotidiana, también arrumbó la artesanía del mimbre “a pesar de que ahora se promueve dejar de usar el plástico”, dice Cava.
El mimbre hoy
“En Villaconejos llegaron a cultivarse 170 hectáreas y ahora no sé si quedarán siete”, matiza Cava, “y nos dedicamos a esto dos o tres. Nada. Es algo insignificante”. Lo mismo ha ocurrido en el resto de municipios de esta comarca que vivieron el boom del mimbre. “En Cañamares queda algo más”, dice Cava, pueblo en el que se mantiene una empresa de manufacturación del mimbre.
El Museo del Mimbre
Como recuerdo de toda esa actividad, el Ayuntamiento de Villaconejos de Trabaque creó un Museo del Mimbre en el que se expone una amplia colección de cestería y otros elementos elaborados con este material además de presentar un recorrido por el cultivo y la evolución de las herramientas de trabajo y sus procesos a lo largo de los años.
En Villaconejos elabora artesanía del mimbre José Luis Encijo que tiene su taller y punto de venta. Lo demás es algo testimonial como la afición de un grupo de mujeres de Cañizares.
Paco Auñón
Director y presentador del programa Hoy por Hoy...