Comienza la temporada de setas en Castilla-La Mancha: variedades y consejos para disfrutar con seguridad
La micología requiere responsabilidad y respeto por el medio ambiente y, por eso, es necesario el uso de cestas de mimbre y navaja para favorecer que las setas vuelvan a crecer
Variedades y consejos para recoger setas en Castilla-La Mancha
Con la llegada del otoño y sus primeras lluvias, los suelos húmedos de bosques, praderas y dehesas comienzan a llenarse de setas con un alto valor gastronómico pero también cultural. La recolección de las mismas se convierte en un ritual que atrae a los aficionados a la micología a disfrutar de un día en el campo en contacto con la naturaleza.
Pero la práctica de la micología también requiere de responsabilidad y de respeto hacia el medio ambiente. Por eso, es necesario el uso de cestas de mimbre, que permiten que las esporas caigan al suelo y continúen el ciclo natural; y utilizar navaja para cortar el ejemplar sin dañar el micelio, que también favorece que la seta vuelva a crecer en el futuro.
Son algunas de las recomendaciones que en 'Gastro SER' nos ha dado Óscar Lancha, el presidente de la Asociación Micológica Toletum, que también ha destacado que, sobre todo, lo esencial es recolectar únicamente aquellas especies de setas que conozcamos con certeza. Muchas de ellas, la mayoría, pueden ser tóxicas. Por lo tanto, contar con la ayuda de este tipo de asociaciones, guías y expertos, puede marcar la diferencia entre una experiencia para repetir u olvidar.
Según Lancha, "ahora hay un boom con las setas y todo el mundo tiene una aplicación para salir al campo a por ellas", pero advierte, "hay que ir con mucho cuidado, no fiarse, e intentar dejar las cosas como nos las encontramos".
¿Qué setas encontramos en Castilla-La Mancha?
En Castilla-La Mancha existe una gran diversidad micológica que varía según el tipo de suelo, la temperatura, la humedad y el hábitat. En zonas como los Montes de Toledo es habitual encontrar especies distintas dependiendo del bosque: en pinares predominan los níscalos, mientras que en áreas de roble y encina son más comunes los boletus. Esta riqueza natural, sin embargo, convive con una normativa específica. Una orden de la Consejería, vigente desde noviembre de 2016, regula la recolección de setas e identifica 33 especies comestibles autorizadas en la región, pese a que en el mundo se estiman alrededor de 600.000 especies conocidas de hongos.
Entre las variedades más habituales en Castilla-La Mancha destacan los níscalos, los distintos tipos de boletus, diversas amanitas y especies propias de praderas como los agaricales —famosos por incluir a los champiñones—, así como lepiotas y macrolepiotas. La presencia de unas u otras especies depende en gran medida del ecosistema, lo que convierte la comunidad autónoma en un territorio especialmente variado para los aficionados a la micología.