La violencia sexual en la música, mensajes perversos que se graban en el inconsciente colectivo

Fuenlabrada

Hay canciones del siglo pasado, y más allá, que por sus letras no pasarían el filtro de la igualdad de género y el respeto a la mujer que tanto está costando conseguir, al reflejar conductas agresivas hacia ellas. El problema es que no tenemos que echar la vista muy atrás para comprobar que sigue pasando y todavía hay temas, escuchados en la actualidad por millones de personas, entre ellas muchos jóvenes, que reflejan en sus letras violencia sexual hacia la mujer.

Sobre este asunto, que puede parecer baladí, pero no lo es, Andrea Chamorro, una joven residente en el sur de Madrid, con raíces en el pueblo abulense de Navadijos, y Licenciada en Criminología por la URJC, ha realizado un trabajo titulado ‘La cultura de la violencia sexual en la música’. En él analiza canciones en español de diferentes géneros musicales desde los 60 hasta nuestros días, donde se puede ver signos sutiles o mensajes muy evidentes, dependiendo de cada caso, donde se normaliza la agresión sexual a la mujer en sus diferentes formas. Temas que escuchamos y casi sin darnos cuenta nos trasladan mensajes al respecto, que van calando en el inconsciente colectivo.

La música para legitimar el patriarcado

Chamorro habla de cómo se legitiman, casi sin darle importancia, diferentes tipos de violencia sexual contra las mujeres, de forma que “la propia mujer escucha estas canciones y no percibe esa agresión”, asumiendo como normal cosas que de ninguna manera lo son. Por ejemplo, que por celos, se la pueda agredir o considerar que por amor, otra persona, te dice que “eres suya”, como ejemplos ‘menores’ de situaciones, que se cuentan y se cantan.

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“A veces me dicen, ‘bueno antes era antes y ahora es ahora’, y parece que ahora está todo bien, pero sigue habiendo un grave problema con la violencia hacia la mujer, y en los jóvenes también con la violencia sexual hacia la mujer. ¿Por qué? Pues porque vivimos en una sociedad patriarcal que es la base de todo esto”. Una sociedad patriarcal que tiene, “como decimos nosotras, diferentes patas”, la legislativa y la sociocultural, afirma. Mientras que la parte legislativa ha avanzado en igualdad, “el patriarcado si se quiere mantener tiene que tener peso en otros aspectos, y uno de ellos es el cultural, y en ese ámbito uno de los campos es la música”, dice Chamorro. Precisamente eso es lo que ha querido demostrar con este estudio, cómo “la violencia sexual es una de las manifestaciones más extremas del sistema de dominación patriarcal, y para mantenerlo y legitimizarlo, entre otras expresiones culturales, se usa la música”. De ello hay ejemplos que esta joven, que se encuentra haciendo un doctorado en Estudios Interdisciplinares de Género, ha trasladado a un amplio trabajo analizando canciones populares en español.

Las letras

En el trabajo se ofrecen ejemplos de letras donde se refleja diferentes tipos de violencia sexual. Sin demonizar a nadie y sin querer indicar que la discografía del autor se base en eso, sí aparecen ejemplos con letras muy significativas en este objeto de estudio. Así se refleja la manipulación y chantaje en una relación amorosa, exigiendo a la pareja relaciones sexuales no deseadas o haciendo imposible una negativa, pero también algo tan actual, por desgracia, como ‘las manadas’. En uno de los temas analizados se dice: “Yo la quería encarar, ay, pero sólo no me animaba. Fui hasta el café, busqué a mis amigos y la encaramos en la barra, Vení Raquel, vení con los muchachos, vení Raquel te vas a divertir”, letra que podría “aludir a momentos previos a la violación por una manada”, según indica.

Otras canciones de diferentes artistas, que recoge este estudio, hacen alusión a la sumisión química o con alcohol, como este tema: “Ahora me dice (…) que no se acuerda de esa noche” y continua: “(…)Te dije mami, tomate un trago, y cuando estés borracha, pa mi casa nos vamos (…), bastaron un par de copas pa conocerte en la intimidad”. También aparecen temas donde se habla de relaciones con menores: “Podrían acusarme, ella es menor de edad, iremos al hotel, iremos a cenar, pero nunca iremos junto al altar”.

La ciberdelincuencia y sus manifestaciones como el ciberacoso, el ciberabuso sexual son otros ejemplos. En este sentido el estudio recoge canciones donde se puede ver, según Chamorro, un ejemplo de presunta “pornografía vengativa”: “(…) Morderte hasta hacerte llorar, que rasguñes mi espalda y me digas que ya, que te duela hasta el alma y no puedas más, mientras grabo un vídeo, así con mi celular. Y esto es para ti, chiquita, te va a doler, pero te va a gustar”.

Y por supuesto, las agresiones físicas también aparecen en diferentes canciones analizadas en este estudio, una de ellas, es tan explícita como esto: “Tendría que besarte, desnudarte, pegarte y luego violarte. Hasta que digas sí. Hasta que digas sí, sí, sí, sí…”. Igualmente el estudio habla de otras violencias sexuales como feminicidio, la prostitución, “que aparece incluso en algunas coplas, como algo normalizado”, la pornificación, el odio y la necesidad de control sobre la mujer o el stealthing.

Con la intención de despertar conciencias sobre ciertos mensajes, para que no se interioricen y se dejen de difundir a través de la música, este trabajo quiere reflejar también la necesidad de intensificar la sensibilización y educación en igualdad y a la vez reivindicar que la cultura deje de ser un elemento que canaliza actitudes machistas o violentas hacia las mujeres, según indica Chamorro.