Expertas en violencia de género señalan a las expresiones machistas más sutiles y defienden que la solución está en la educación
Tanto Susana Gisbert como Paz Lloria abogan por focalizar la estrategia en los hombres
València
España comenzó a contabilizar los casos de violencia de género en 2003 y, desde entonces, 1.171 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en toda España. En 2022 se han contabilizado 38 víctimas en el conjunto del Estado, es la cifra más baja desde que hay registros a un mes de que termine el año. Según Paz Lloria, catedrática de derecho penal de la Universidad de València, especializada en violencia de género, en las últimas dos décadas hemos avanzado bastante porque "se detecta una bajada en las agresiones más graves". Sin embargo, a su juicio, la violencia física enseguida se detecta, "las mujeres la reconocen inmediatamente", pero no ocurre lo mismo con la violencia psicológica: "Ya no se considera adecuado el maltrato físico, pero no existe esa concienciación al respecto de la violencia psicológica o de control, sobre todo entre las parejas más jóvenes".
Paz Lloria, catedrática especializada en violencia de género, considera que "no existe concienciación con la violencia psicológica o de dominación"
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¿Cómo detectar la violencia machista en sus manifestaciones más sutiles? Según Lloria, lo primero es no dar por buenas determinadas actitudes: "Hay muchas mujeres que no reconocen todavía como violencia de género acciones como el desprecio, la humillación o el control". El entorno juega un papel importante y, por ello, hay que fijar la vista en cambios de comportamiento: "Que una mujer joven deje de salir con sus amigas, por ejemplo, puede ser un indicador".
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Según el último informe trimestral del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial, la Comunitat Valenciana registró durante el segundo trimestre de 2022 un incremento del 22% en el número de denuncias registradas en comparación con el mismo periodo de 2021, todavía en plena pandemia.
En el segundo trimestre de 2022 subieron todos los indicadores de la violencia machista. El número de víctimas se incrementó en un 12% y, como dato positivo, las denuncias presentadas por terceras personas y servicios asistenciales subieron casi un 358%.
La fiscal especializada en violencia de género, Susana Gisbert, considera que ese incremento se debe en parte a que se registran más denuncias precisamente porque hay más concienciación, aunque, a su juicio, también hay un repunte de la violencia aupada por las situaciones de crisis. Al reducirse la economía de las familias, argumenta, hay una imposibilidad de llegar a una solución pacífica, como marcharse de casa: "Eso, añadido a una situación de crispación, provoca que las situaciones que quizás existían antes, se agraven". "Aunque a los maltratadores les sirve cualquier excusa", añade.
Cambiar la estrategia contra la violencia machista
Lloria y Gisbert señalan que hay que cambiar la mirada y concienciar sobre los "micromachismos, los chistes machistas o determinadas actitudes" porque igual no son muy relevantes en el momento, pero traen consecuencias que, según Lloria, a la larga pueden ser graves. Gisbert apunta que hace falta un cambio de estrategia: "Ya les hemos trasmitido a las mujeres los recursos que tienen a su disposición, ahora tienen que implicarse los hombres. La violencia de género la sufrimos las mujeres, pero la cometen los hombres. Esto es cosa de todas y de todos".
Gisbert, experta en violencia de género: "Ya les hemos trasmitido a las mujeres los recursos que tienen a su disposición, ahora tienen que implicarse los hombres. La violencia de género la sufrimos las mujeres, pero la cometen los hombres. Esto es cos
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Ambas consideran que sí hay un retroceso en algunas conquistas feministas. En concreto, Lloria apunta a un "movimiento antifeminista, encarnado por algunos agentes y partidos políticos" y cree que hay una vuelta al pasado "global" contra la que hay que luchar "con calma, con serenidad y con cifras". Lloria reclama que se limiten determinadas declaraciones: "Hay que trabajar para que, dentro del respeto a la libertad de expresión, se limiten algún tipo de manifestaciones que pueden ser absolutamente lesivas para los derechos conquistados".
Hace falta más educación y concienciación, las penas más elevadas no son la respuesta
La solución para ambas pasa por la educación y la concienciación, especialmente entre los más jóvenes, y, desde el punto de vista de la justicia, exponen que aumentar las condenas no es la solución. Gisbert defiende que el derecho penal "no da la respuesta" y, como ejemplo, explica que, si a una persona la condenan a cuatro años y luego seis, no piensa: "Bueno, por cuatro delinco, por seis no". Por eso, añade: "Lo interesante sería que actuáramos en prevención para que esos hechos no sucedieran". En la misma línea se manifiesta Lloria: "La existencia de penas más graves no va ligada a la idea de una mayor efectividad y, por lo tanto, seguridad".
A juicio de Lloria, la tendencia en los estados democráticos debe encaminarse a "buscar soluciones alternativas" y establecer penas "que sean proporcionales a la lesión producida". Por eso, considera que el derecho es "un elemento auxiliar" y hay que focalizar los esfuerzos en la recuperación de los condenados por maltrato: "Los programas de reincorporación y reinserción son importantes porque, si la violencia de género es estructural, hay que cambiar la estructura". Lloria reconoce que hay casos que no son recuperables, pero aboga por hacer "comprender" a los condenados en qué han fallado. "Los maltratos más leves o primarios hay que trabajarlos", asevera.
Las expertas en violencia de género, Gisbert y Lloria, explican que penas más altas "no suponen una disminución de los delitos" y abogan por la reinserción
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Gisbert pide a los medios de comunicación menos sensacionalismo y hablar de la violencia de género durante todo el año, no solo ante el 25 de Noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Por su parte, Lloria reclama adaptar la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, conocida como Ley contra la violencia de género, a 2022 porque es de 2004: "Convendría darle una vuelta y adaptarse a nuevos conceptos, por ejemplo, el de víctima. Hay que desmitificar la idea de que la mujer víctima es una mujer sometida y débil". Apunta que también se podría ser "más imaginativo" y adaptarse a las nuevas realidades.
Ana Galarza
Redactora de informativos en Radio Valencia Cadena SER Comunitat Valenciana.