Abejar City
Hoy por Hoy Soria
Soria
Dicen los técnicos que la gran deuda del turismo de interior es atraer extranjeros. Los porcentajes son mínimos. Son muy pocos los turistas de otros países que llegan a Soria atraídos por el patrimonio histórico, el paisaje o la gastronomía y que finalmente deciden visitar el interior de España para conocer su idiosincrasia y los secretos que encierra, que son muchos y muy interesantes. En la provincia de Soria, el pasado año recibimos la visita de 439.411 lo que suponía un incremento del tres por ciento, aunque sólo una parte ínfima llegaban desde fuera de España.
Sólo en ocasiones se produce el pequeño milagro. Me sucedió ya el año pasado y lo volví a comprobar este año: Resultaba curioso y sorprendente escuchar todo tipo de idiomas por las callejuelas de Abejar con motivo de la celebración de su Feria de la Trufa Negra. En vez de la Puerta de Pinares parecía cualquier otra ciudad cosmopolita.
Si uno se daba un paseo por el entorno de la Feria podía encontrarse desde estadounidenses, australianos, franceses, ingleses, alemanes o rusos, por citar algunas nacionalidades. Todos estaban interesados en conocer algo más sobre el misterio de la trufa negra de Soria. Fue curioso observar como los científicos australianos que llegaron a Soria se paraban en cualquier iglesia pequeñita de cualquier pueblo valorando la historia de ese románico, los contrastes de paisajes o la grandeza de su gastronomía. Ni que decir tiene que se quedaron deslumbrados cuando vieron pueblos como Calatañazor. No daban crédito y según el propio director del Instituto Europeo de Micología, Fernando Martínez Peña, todos los participantes en este seminario científico, sin excepción, prometieron regresar a estas tierras con sus familias.
Si a todo esto sumamos la posibilidad de que estudiantes japoneses elijan Soria para completar su formación tras la satisfactoria experiencia con las 44 estudiantes de la facultad de nutrición de la universidad femenina Baika en Osaka, que han estado estos días en Soria para realizar su trabajo fin de carrera sobre la dieta mediterránea, estamos hablando de un valor añadido trascendental para el futuro turístico de esta tierra. Abejar obró el milagro un año más. Un pueblo de trecientos habitantes empadronados y un centenar viviendo en invierno era capaz de atraer en un fin de semana a ocho mil personas que vinieron desde todos los sitios del planeta.